Por Denis Dau Karam

Es inconcebible el fútbol que está presentando la Tri. Los marcadores son ajenos a un juego colectivo, es evidente la falta de entereza y claridad con los rivales, al igual que las deslucidas tácticas ejercidas frente a Paraguay y Colombia: esos seis puntos perdidos nos tienen a pocos metros de irnos a un abismo y olvidarnos de Rusia 2018.

Prevalecen contundentes argumentos que están pasando factura a nuestra Selección, de darse disentimiento en estas líneas eso es parte de la libertad que brinda el balompié para expresarse de manera distinta. Ahí los referentes:

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De orden y nivel técnico: El estratega Quinteros es un estudioso del fútbol a su haber, pero actualmente la funcionalidad y las alineaciones aplicadas en la Tri lo están llevando a un sitial superincómodo por los resultados; confía en elementos y estos no le rinden, está presionado por la prensa e hinchada en ubicar a jugadores al dar paso a algunos de ellos, pero tampoco estos han sumado rédito en la cancha. Se ve enredado en su tarea y es muy posible que abandone la Tricolor.

Accionar de los jugadores: Esta selección arrancó con valores que evidenciaban velocidad, creatividad, polifuncionalidad, viveza y tantas virtudes elogiadas; en estos instantes todo es confusión, desapareció el concepto de juego colectivo, prima la desesperación, se nota un desenvolvimiento más de orden individual y sin producción. ¿Será que los jugadores están cuidando su contrato o sus piernas? Consideren, ustedes deportistas, que quedan pocos centímetros para evitar el abismo.

Dirigencia e hinchada: Respetamos puntos de elogios, críticas y el espacio que otorga el fútbol tanto a los directivos como a los aficionados. ¿Habrá descontento de los jugadores a la dirigencia? Están asimilando los deportistas las exigencias de la hinchada, siendo profesionales deben superar esa “asfixia” común en el mundo del fútbol.

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¿Iremos al Mundial de Rusia? Hay en juego doce puntos, dos partidos en casa y dos de visita; qué tal si repetimos la hazaña de obtener doce puntos. Francamente es difícil a no ser de darse un milagro futbolístico. ¿Iremos sí o no a Rusia? Nos atrevemos a escribir que más bien estamos cerca de caer a un abismo… (O)