Acostumbrado a dominar el palmarés del galardón en el cambio de siglo (Ronaldo en 1997 y 2002, Rivaldo en 1999, Ronaldinho en 2005 y Kaká en 2007), Brasil cree que ha llegado la hora de que el Balón de Oro, al que los futbolistas no europeos no tuvieron acceso hasta mediados de la década de los 90, regrese al país del jogo bonito.

Y quién mejor para hacerlo que Neymar, heredero de los nombres más grandes de la historia de Brasil y heredero, dicen desde su exhibición la noche de la remontada mágica ante el PSG, de Leo Messi. Neymar ha jugado 41 partidos oficiales esta temporada en los que ha participado directamente en 44 goles (19 goles y 25 asistencias).

Sus números con Brasil, directamente, impresionan. Con su tanto en Uruguay (51), está a sólo cuatro de Romario, que marcó 55 goles en toda su carrera con la canarinha. Neymar ya lleva 51 y, con 25 años, mira con optimista el reto de superar a Ronaldo, 62 goles, y Pelé, 77. Los tres forman parte de la leyenda del pentacampeón mundial: Pelé fue el niño prodigio en el 58, campeón pese a que se lesionó en el 62 y leyenda en el Azteca. Romario lloró levantando la Copa en Pasadena en 1994 y Ronaldo, incluso después de sus lesiones de rodilla, fue básico en la conquista de la corona de 2002 en Japón y Corea. 

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“El próximo Balón de Oro está pintado con su cara. Es el mejor jugador del momento”, dijo el ex atlético Miranda, tal vez haciendo incluso un guiño al buen humor de Neymar, que después del partido y entre sonrisas dijo que el central del Inter le había dado una “gran asistencia” cuando convirtió su pelotazo en una preciosa vaselina que acabó en el 1-3 de Brasil ante Uruguay.

Los buenos tiempos para Neymar con Brasil, al fin, parecen haber llegado. Después de una irrupción espectacular en la Copa Confederaciones de 2013, donde destrozó a España en la final, el Mundial 2014 le llegó demasiado joven, con 22 años. Aunque lo que le sacó de aquel torneo fue un rodillazo injustificable del colombiano Zúñiga que le dejó sin semifinales y sin el trago del 1-7 contra Alemania.

Aquella traumática derrota del Mineirao le cogió de rebote y Brasil le culpó un año más tarde de falta de liderazgo en la Copa América de Chile y de mala imagen después de una pelea con Bacca y otros jugadors de Colombia en Santiago de Chile después de perder 1-0...

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