Un lector de esta columna me escribió para preguntarme quién fue el primer técnico extranjero que trabajó en nuestro fútbol, a efecto de seguir desarrollando una tesis en comunicación social. El había oído en un programa radial que se mencionaba al recordado Gregorio Esperón y quería conocer detalles sobre este personaje.

Para cumplir con su pedido debo informarle que Esperón llegó hace 67 años para preparar a la Selección nacional que iba a participar en la eliminatoria rumbo a Brasil 1950, lo cual se frustró por imposiciones de la FIFA que serán materia de otra columna. Antes del gaucho arribaron muchos otros y para saberlo hay que hurgar muy profundo en el pasado, tal como aparece en el libro Historia del fútbol guayaquileño, de autoría de este columnista.

El primero en llegar para realizar la tarea de técnico en Guayaquil fue Mr. Herbert Dainty, un personaje desconocido hoy por la poca predisposición que existe para investigar la historia. ¿Cómo se jugaba al fútbol en nuestras canchas en la década de los años 20? Predominaba el llamado Sistema Clásico, que alineaba a un arquero, dos defensas, tres medios y cinco delanteros. ¿Quién disponía el modo de jugar y las formaciones? No había directores técnicos, pues esas tareas correspondían al capitán del equipo. La revista guayaquileña Sport, edición número 5 del 21 de junio de 1924, en su página 4, publicó un artículo titulado ‘El entrenamiento de un futbolista’, con el subtítulo ‘Los deberes de un capitán’. En ese artículo se señalaba que “No solo en el match tiene que demostrar el capitán sus cualidades, sino también en el entrenamiento. Allí podrá estudiar y rectificar el juego de sus compañeros, darles consejos prácticos sobre la forma de parar el balón, o de jugarlo con fuerza o con efecto; decir a los zagueros que una patada al vuelo es a veces peligrosa si se da con la punta del pie y que es tan insegura como difícil, mientras que dada cuando el balón está en el suelo, guarda toda su fuerza y precisión”.

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Quien ordenaba en qué puesto debía jugar cada miembro de un equipo era el capitán. Así lo dice el artículo citado: “El capitán debe reconocer primero si el debutante tiene la rapidez del delantero, la resistencia del medio, la solidez del zaguero o la agilidad del guardián del límite. El juego individual tiene que ser primeramente la única preocupación del capitán. Cuando esté seguro de que la instrucción de cada uno de los jugadores es suficiente, debe proceder a los movimientos en conjunto por las diversas líneas”.

¿Debía estudiarse al rival? En un artículo publicado en Diario EL UNIVERSO del 29 de octubre de 1923 encontramos lo siguiente: “Antes de un partido los jugadores de cada equipo deben reunirse para discutir el particular. No debe planearse el partido de antemano. Esto no es necesario si el juego del team está bien organizado. Si algún miembro del mismo club está familiarizado con el team opositor, es de gran importancia que dé algunos datos a los jugadores acerca de la forma de los contrarios de organizar el ataque y la defensa”.

En marzo de 1925 -hace 92 años- el llamado con justicia Padre del deporte ecuatoriano, Manuel Seminario Sáenz de Tejada, se propuso traer a Guayaquil un entrenador de fútbol con prestigio que entregue a nuestros futbolistas ideas claras para su progreso. Expuso esta idea a otro personaje singular: Mr. John Urquhart, cónsul de Inglaterra en la ciudad y arquero del equipo Anglo Aston. Urquhart buscó en su tierra un profesional que estuviera dispuesto a permanecer unos meses en Guayaquil y no tardó en hallarlo. El 5 de junio de 1925 arribó Guayaquil el primer técnico extranjero que registra nuestra historia: Mr. Herbert Dainty, contratado por la Federación Deportiva del Guayas. Dainty había sido centromedio del Southampton, Leicester, Notts County, entre otros, y por su influencia había sido designado capitán del Dundee (1905-1911), a poco tiempo de su ingreso.

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Apenas llegado, Mr. Dainty (1879-1961) fue llevado al estadio de Puerto Duarte para que pudiera apreciar las cualidades de quienes iban a ser sus pupilos. Sus conclusiones se publicaron en El Telégrafo, a partir del 30 de junio de 1925, y sirven para hacernos una idea de cómo se jugaba en aquellos años. Es imposible citar en una columna todas sus reflexiones, pero examinemos algunas: “Pude observar durante un partido del domingo pasado que el jugador que hacía el saque, en varias ocasiones lo hacía enviando el balón a pocos metros de distancia a poder del defensa. Esto es un gran error, pues suponiendo que su compañero pierda el balón porque lo pasa mal o le sea arrebatado, la jugada puede terminar en gol en contra (…)”.

Otra de las observaciones del inglés Dainty fue: “Es necesario, ante todo, un entrenamiento metódico para adquirir la resistencia indispensable para el juego porque de nada servirá tener una técnica admirable y una concepción sutilísima, si no hay la suficiente capacidad física para aplicarlas en el terreno”. De lo anterior se deduce que en nuestro medio se daba poca importancia a la preparación física de los futbolistas.

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Dainty comprobó también que se jugaba siempre para adelante, sin combinaciones con los medios o arqueros: “Es necesario convencerse que es tan valiosa una combinación hacia los costados como una que puede hacerse con los medios y hasta con los zagueros, según las circunstancias del juego. No es peligroso regresar la bola hacia los zagueros si se tiene en cuenta que una patada fuerte de estos devuelve la bola y se gana terreno perdido con la ventaja de haber cambiado la dirección del juego”. Había poco juego en profundidad: “En los pases hay que tener cuidado de colocar la bola no a los pies del compañero, sino más bien adelante. Entendido que el pase se ha de verificar al hombre que está menos amenazado. Si se efectúa al wing, se puede adelantar la bola quizás 20 metros, rebajando esta proporción si el pase es más cercano. Pero en todo caso hay que obligar al jugador a que corra a recoger la bola”.

En otra parte el entrenador extranjero hace estas sugerencias: “Tres cosas hay que corregir a los futbolistas de Guayaquil: 1. El poco uso que hacen de la cabeza; 2. La manera de shutear con una sola pierna; y 3. La falta de combinación de los delanteros con los medios”.

Vale citar que el 9 de noviembre de 1925, dirigida por Dainty, la selección de Guayaquil venció a los marinos alemanes del crucero Berlín 5-2 en un partido en que se calificó de magnífica la actuación del combinado. El 1 de diciembre de 1925 Dainty se embarcó para su país dejando sabias enseñanzas. Podría decirse que el fútbol porteño cambió radicalmente. (O)

El 9 de noviembre de 1925, dirigida por Dainty, la selección de Guayaquil venció a los marinos alemanes del crucero Berlín 5-2. Se fue El 1 de diciembre de 1925; dejó sabias enseñanzas.