La tierra de su segunda nacionalidad, donde jugó doce años en la serie A, como no lo pudo hacer en su natal Uruguay o en la Argentina, donde se crio, la patria donde nacieron sus hijos y a la que defendió con la camiseta tricolor, la que le permitió ir de Riobamba a Guayaquil, del Puerto Principal a Cuenca y desde allí de vuelta a esta ciudad, le hace un nuevo llamado a Marcelo Fleitas para que desarrolle una etapa que también la inició acá, la de entrenador de fútbol.

El Mariscal hace maletas para viajar a Machala, donde tendrá a cargo a Fuerza Amarilla, que lo contrató para reemplazar a Ángel Gracia, quien deja el equipo en el noveno lugar con 5 puntos y jugado un partido de la Copa Sudamericana.

El camino queda libre para Fleitas, un trabajador incansable, lo demostró como jugador en Olmedo, Barcelona, Deportivo Cuenca y Emelec; y como técnico, en el propio cuadro azul que le dio la oportunidad de dirigir cuando quedaban solo cuatro fechas de la temporada 2011, y con Deportivo Quito, donde soportó la peor crisis económica en la historia del club, que por deudas fue descendido a segunda división.

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Pero Fleitas es un agradecido con las oportunidades que le da Ecuador. “Estoy contento de poder estar nuevamente en el país, agradeciendo a la directiva de Fuerza Amarilla, esperamos poder llegar y empezar a trabajar”, dijo el exdefensor a la radio capitalina La Deportiva.

Fleitas espera ver a sus nuevos pupilos el viernes frente a Emelec. “Y el sábado comenzaremos a trabajar de lleno”.

“No puedo adelantarme a algo sin antes hacer una lectura profunda del plantel, de cómo vienen en la parte física y mental, así que no me quiero apresurar a tomar algún tipo de decisiones, hay que ser muy cautos, a la mayoría de los jugadores los conozco”, respondió Fleitas sobre si habrá cambios drásticos en el equipo.

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Una cosa es segura. “Trataremos de buscar rápidamente una identidad de juego que nos permita pelear el campeonato”, dijo el uruguayo, cuya vida futbolera ligada al Ecuador empezó a sus 27 años con una llamada del técnico Julio Asad (que ya lo había dirigido en el club argentino de segunda división Leandro Alem). Fue un día de enero del 2000, entonces el Turco estaba a cargo de un modesto Olmedo, que al cabo de ese año, con Fleitas como protagonista, logró el primer y único título de su historia. Él sabe que no hay equipo chico ni sueño grande que no se pueda convertir en realidad. (D)