Después de diez años de obras, el nuevo estadio de San Petersburgo, que debe acoger los partidos de la Copa Confederaciones 2017 y del Mundial 2018, abrió por primera vez sus puertas al público ayer.

Alrededor de 10.000 espectadores accedieron al recinto –cubierto y con capacidad para 68.000 personas– para asistir a una exhibición gratuita de motos cuyo principal motivo era comprobar las instalaciones del estadio, desde el sonido y la iluminación hasta la gestión del flujo de espectadores.

“Es un gran espectáculo. Es interesante ver con tus propios ojos lo que finalmente han construido”, explicó la aficionada Dima Petrenko.

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Entusiasmo que contrastaba con la expresión más circunspecta de otros espectadores.

Es que la construcción del estadio, cuyo nombre provisional es Zenith Arena, ha durado diez años.

Las obras comenzaron en 2007 pero el proyecto, cuyo presupuesto se multiplicó con el paso del tiempo, fue modificado en varias ocasiones. De hecho, en agosto la empresa responsable de la obra renunció a seguir con los trabajos y una segunda compañía recogió el testigo. (D)