Era tal su poder anotador en Rosario Central, entre 1974 y 1976, que la revista El Gráfico sugirió: “No diga Kempes, diga gol”. Y su potencia física para derribar a los zagueros que fracasaban en el intento de frenarlo impresionaba tanto que el periodista inglés Brian Glanville lo describió como “un acorazado abriéndose paso entre las olas”.

Mario Alberto Kempes (15 de julio de 1954) fue elegido por la Federación Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS) el sexto mejor jugador argentino del siglo XX, el Valencia español lo nombró su embajador en el mundo, el estadio de Córdoba lleva su nombre y Argentina le debe la obtención de su primer título planetario.

Pero pese a todos sus logros, su legado parece frágil en su país por la falta de reconocimiento a los monarcas de 1978 (de lo que también se han quejado Ubaldo Fillol y Leopoldo Luque). Hoy, en el Centro de Convenciones, como invitado especial del evento ‘Bichito del fútbol’ dará la conferencia ‘Simplemente, Matador’ (a las 12:30). Antes, Kempes habló con este Diario.

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Argentina ganó dos veces la Copa del Mundo, ¿por qué la estima es distinta hacia ambos combinados?

Lo que pasa es que nosotros (los de 1978) tenemos la losa de los militares (la dictadura de 1976 a 1983) y del partido contra Perú, de lo que ya estoy harto de dar explicaciones (del juego ganado 6-0 en la fase semifinal. La mejor diferencia de goles hizo que Argentina fuera a la final del torneo que organizó y Brasil disputara el tercer lugar con Italia). Ellos (los de 1986) son más lindos seguramente, o más jóvenes. Son tratados como dioses y nosotros, como si no hubiésemos jugado. Como si Argentina tuviera una sola estrella. En Argentina se tienen que dar cuenta de que hay dos estrellas.

¿Es suficiente homenaje que el estadio mundialista de Córdoba se llame ahora Mario Alberto Kempes?

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Eso fue una sorpresa. Me preguntaron sobre ponerle mi nombre al estadio y la respuesta mía siempre fue positiva. Es un orgullo que le pongan un nombre a una calle, a un estadio, a cualquier cosa, pero en vida.

¿Por qué se insiste tanto en comparar a Diego Armando Maradona con Lionel Messi?

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Porque al argentino siempre le falta cinco (centavos) para el peso; es egoísta de por sí, es envidioso. Maradona fue Maradona, no lo vamos a discutir; pero ya fue, ya no juega. Messi corre y te deleita. Si vas a comparar lo que hizo Diego con lo que hace Messi ahora, eso sí es incomparable. Dicen que a Messi le hace falta (ganar) un Mundial. ¡No! ¿Por qué? (Alfredo) Di Stéfano no ganó un Mundial y también así un montón de jugadores. Es una tontería. Hay la creencia de que Diego es Dios. Pero Dios hay uno solo (ríe y señala hacia arriba).

¿Estuvo Maradona mejor acompañado que Messi en la selección albiceleste?

Cada técnico elige a su mejor jugador y a sus mejores acompañantes. Diego tuvo muy buenos acompañantes y las cosas le salieron bien. En esta selección, Messi tiene buenos acompañamientos. Lo que pasa es que Diego, con la manito de Dios, fue a la final. Y la patada que no le pegaron los ingleses cuando se llevó a algunos terminó en gol (en el 2-1 sobre Inglaterra en cuartos de final de México 1986). La suerte también acompaña.

¿Por qué Argentina no ha vuelto a ganar un Mundial?

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También tiene que acompañar la suerte. Los elementos están: tenemos buenos entrenadores y buenos jugadores. Se llegó a tres finales: dos de Copa América (Chile 2015 y EE.UU. 2016) y un Mundial (Brasil 2014); sin embargo, no se ha podido seguir adelante. Dicen que la suerte la tienes que buscar un poquito, pero hemos tenido desgracias en las finales. No ha tenido Argentina la suerte necesaria para poder levantar un título. Creo que estos jugadores lo tienen merecido.

¿Esta generación puede obtener un Mundial?

Ojalá se les dé. Les queda Rusia 2018, ya no más. Pero primero hay que cruzar los dedos para clasificar. No está clara la situación, está todo muy parejo; el que pierde se va para abajo (en la Eliminatoria). Algo pasa, porque no siempre la culpa la tiene el técnico. Que si se lo merece (ganar el título mundial la generación de Messi), sí; que lo pueda conseguir ya es otra cosa.

¿El fútbol español es lo que el argentino hace 30 años y viceversa, como afirma Jorge Valdano?

Si hablamos de fútbol, yo creo que no. Está claro que España ha revolucionado el fútbol gracias al Barcelona y el Real Madrid. Eso, principalmente, llevó a su selección a ser un buen equipo. Lo que pasa es que a la furia española la cambiaron por el toque. Llegaron a España jugadores diferentes, acostumbrados a manejar bien la pelota y con más criterio. No es que Argentina haya cambiado su forma de jugar; han cambiado las formas de ver el fútbol.

¿Cómo ve a Edgardo Bauza al mando de la Albiceleste?

De vez en cuando hay que darle un pequeño tirón de orejas a algunos jugadores y buscar otras alternativas. Si los que citan no están funcionado o ganando, habrá que buscar otra alternativa de futbolistas que estén funcionando bien. A algunos que a lo mejor no tienen los mismos nombres que los grandes jugadores y ponerlos para ver qué pasa.

¿Le sorprendió la victoria de Ecuador sobre Argentina 0-2 en el comienzo de la actual eliminatoria?

Sucede que Argentina es una sorpresa hoy. No sabes si va a ser una buena o mala sorpresa. A Argentina hoy le pueden competir, pero no (deberían) pasarle por encima.

¿Qué opina de los cambios que Marco van Basten propone (eliminar el fuera de juego, por ejemplo)?

El fútbol seguirá siendo fútbol pónganle lo que le pongan. Ayuda la tecnología, pero esto no es básquet. El fútbol es polémica; es conversación en un café. Algunas pequeñas cosas se pueden cambiar; pero no perder tres o cuatro minutos para determinar si hubo un gol o no. En diez segundos lo puedes hacer; en otro caso, se enfría el público, el partido, todo.

¿Qué opina de la evolución del fútbol ecuatoriano?

La creencia de toda selección empieza por los jugadores, no por el DT. Si juntas jugadores mentalmente fuertes, vas a triunfar. Es un popurrí de actitudes de futbolistas elegidos por el técnico. (D)

Argentina no ha tenido la suerte necesaria para poder levantar una copa y estos jugadores (la actual generación de seleccionados) lo tienen merecido.