En todo el mundo, en nuestros días, hacer periodismo en libertad representa una de las tareas más riesgosas del mundo. En un planeta lleno de violencia, represión, persecución judicial, terrorismo, autoritarismo abusivo, criminalización de la disidencia, el uso de la libertad de expresión es un riesgo para quien escribe o utiliza cualquier otro medio de difusión, si se considera que dicha libertad de expresión del pensamiento consiste en decir aquello que los poderosos no quieren oír.

El 5 de enero de cada año los comunicadores ecuatorianos celebramos el Día del Periodista, destinado a conmemorar la aparición del periódico Primicias de la Cultura de Quito, que empezó a circular en este día de 1792. “Tal celebración, además de exaltar la señera figura de Eugenio Espejo, por su acción pionera en una época de tanta persecución y merma de derechos democráticos, propone a la comunidad la valoración oportuna e importante del trabajo de quienes hicieron y realizan comunicación social en el país apegados a los preceptos de la profesión, sin dejar a un lado la lucha porque prevalezcan la verdad y la justicia que siempre corren el peligro de ser conculcados”, dijo EL UNIVERSO del pasado jueves.

En nuestra columna queremos destacar a los periodistas del deporte que dejaron una huella muy profunda en la historia de nuestra profesión, empezando por Carlos Noboa Cooke, quien en 1912, con el seudónimo de Sportman, publicó el primer artículo sobre el deporte que hemos encontrado en nuestras investigaciones. El deporte iba ganando cada día más adeptos y eso originó la aparición de revistas deportivas como El Turf (Guayaquil, junio 4 de 1916); Guayaquil Stadium (Guayaquil, septiembre 19 de 1916); Sport (Guayaquil, septiembre 24 de 1916) y El Turf (Quito, febrero 8 de 1920). En esas históricas publicaciones los artículos aparecían con seudónimos por lo que nos ha resultado difícil identificar nombres y apellidos.

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Los años 20 fueron de gran crecimiento deportivo. Los diarios nacionales fueron interesándose más en difundir los detalles de las competencias. Cuando EL UNIVERSO apareció en 1921 su cronista estrella en lo deportivo era Rodrigo Chávez González, quien más tarde se haría famoso como Rodrigo de Triana. En 1923 una de las cumbres del periodismo deportivo en el Ecuador, Francisco Rodríguez Garzón llegó a trabajar a Guayaquil y fue llamado por El Telégrafo, donde se consagró como crítico autorizado, al tiempo que atendía durante cinco años la correspondencia de El Comercio, de Quito. Fue Rodríguez el que convenció al director de diario El Telégrafo, José Abel Castillo, para que se publicara, una vez a la semana, una página deportiva. Estuvo en ese diario hasta 1939. En 1941 pasó a EL UNIVERSO y en 1945 volvió a El Telégrafo. Fue fundador de la recordada revista Olympia.

En aquellos años de la década del 20 adquirieron gran prestigio periodistas como Eduardo Batallas, de El Comercio, quien firmaba sus artículos como Aire Libre; Nicolás F. de la Rada (Finish) y Juan Benjamín Chávez (K-Chito).

Se trataba de personajes de alto relieve intelectual, casi todos profesionales en disciplinas universitarias. Fue un lujo para el periodismo deportivo nacional que se incorporaran a esta actividad los hermanos Manuel Eduardo y Abel Romeo Castillo. El primero, poeta, fundador de la revista El Telégrafo Literario, y periodista deportivo que mantenía en El Telégrafo la columna Sportfolio, que escribía con el seudónimo Un Aficionado.

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Abel Romeo Castillo, un intelectual de nota, que había practicado boxeo en la Escuela Militar de Culver, en Estados Unidos, y que escribía notas de este deporte en diario El Telégrafo como Marqués de Queensberry. Mantuvo por muchos años una columna firmada como Caballero de Monocle.

En los años 30 aparecieron tres notables valores del periodismo escrito. Carlos Manrique Izquieta, en EL UNIVERSO, licenciado en Ciencias Sociales y Políticas y concertista virtuoso del piano. Fue el más completo atleta del Ecuador entre 1919 y 1925. Tenía un conocimiento universal de los deportes y lucía una enorme capacidad combativa, especialmente para condenar los gastos en el fútbol y el menosprecio a los demás deportes. En un viejo ejemplar de nuestro Diario encontré esta cita: “Periodismo, esa ingrata labor que tiene para quien la ejercita dos filos: hace sangrar con la ingratitud de los elegidos y hace sangrar con la reacción violenta de los censurados”.

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Otro de quienes prestigiaron el periodismo deportivo fue César Plaza Ledesma (firmaba con el seudónimo Marimba). Plaza, esmeraldeño, residía en Quito y era corresponsal de Diario EL UNIVERSO. Fue expulsado el 28 de noviembre de 1935 por la Federación Deportiva de Pichincha por expresar opiniones contrarias a la estatización del deporte ecuatoriano.

El 4 de diciembre apareció en El Comercio, de Quito, y en EL UNIVERSO, una carta de Plaza, dirigida al presidente de la Federación que, entre otras cosas, decía: “Extraña un proceder de esa naturaleza porque es hecho claro y cierto que la libre emisión del pensamiento está garantizada por todas las cartas fundamentales del mundo. Extraña el proceder que se ha tomado en contra del suscrito por la sencilla razón de que, como deportista no se la ha juzgado, y como periodista no se encuentra afiliado a ninguna organización deportiva del país. Por el contrario, como deportista tiene muchas comunicaciones de la entidad que usted preside en las cuales se aplaude y encomia su labor”.

Finalmente, hablaremos de Humberto Salinas Michi, de El Mayor Diario Nacional, quien firmaba como Coconito. El 1 de noviembre de 1937 Emelec decidió suspender por indisciplina a uno de sus mejores deportistas. Tres días después, Salinas Michi criticó la decisión de Emelec calificándola de “muy severa”.

Esto causó una furibunda reacción del club eléctrico, que optó por expulsar de sus filas al periodista. Salinas defendió su postura en otra columna del 12 de noviembre de hace 80 años, que decía en una de sus partes: “El periodista deportivo es, sin duda, el elemento más útil para el deporte, porque desde la tribuna imparcial del pensamiento, da orientaciones eficaces para que ese ramo de la actividad humana, dentro de un proceso de superación y de perennes rectificaciones, pueda responder a su calidad de factor cultural”.

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En la historia de la radio, el programa pionero fue La Hora Olímpica, de Radio Ondas del Pacífico. Se emitió por primera vez el 10 de agosto de 1936. En ese programa inaugural actuó la actriz cómica estadounidense, quien se hallaba de gira en Guayaquil, Tinni Griffin, que pesaba 750 libras. Era dirigido por Washington Delgado Cepeda, con la compañía de Jorge Delgado Cepeda (Don Geo), Ernesto Morán, Miguel Machuca (Mickey Mouse) y Miguel Roque Salcedo, cuyo seudónimo entonces era Pepe Banderilla y cambiaría años después a El General.

Quedan aún nombres que forman la era dorada del periodismo deportivo de Ecuador: Luis Alcívar Elizalde, Ralph del Campo, Manuel Chicken Palacios Offner, Rafael Guerrero Valenzuela, Paco Villar Valladares y Ecuador Martínez Collazo.

Vamos a elaborar una segunda entrega sobre este tema para que los lectores puedan comparar el periodismo deportivo de hoy con el de ayer. (O)

En 1936, en Ondas del Pacífico surgió el primer programa deportivo: La Hora Olímpica, con Washington y Jorge Delgado Cepeda, Ernesto Morán, Miguel Machuca y Miguel Roque Salcedo.