La vida de Keny Vinces nunca se ha desvinculado del amor. Amor a su familia, a su decisión de ser sacerdote y también a dar espacio al amor terrenal, por lo que se desligó del sacerdocio.

Y un acto más de amor a sus seres queridos fue el cumplir la promesa de armar la caravana por el título 15 de Barcelona; aunque, claro, sin la presencia física de su esposa y dos hijos, a quienes el terremoto del pasado 16 de abril le arrebató.

Las fechas en su mente no se desvanecen fácilmente. Tiene presente cuando se convirtió al sacerdocio el 25 de mayo de 2007 y también el 2 de julio de 2010 cuando el papa Benedicto XVI le dio la dispensa para que dejara el celibato y la Iglesia católica para que pudiera casarse con Nancy Vásquez el 9 de septiembre de 2011.

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Ninguna fecha lo marcó tanto como el 16 de abril pasado cuando perdió a su esposa, a la hija que ella tenía de un primer compromiso (7 años), y que Keny la consideraba como suya, y a su pequeño Kenny Lenín, de 3 años, quienes ese día se trasladaron de Portoviejo a Manta a visitar a una pariente que había llegado de Guayaquil.

Vinces cuenta que antes de finalizar el 2015 se había separado de Nancy, pero que en enero de este año decidieron volver. “Un día antes del terremoto, ella me dijo que estaba embarazada de dos meses, fue un momento alegre”, recuerda.

La llegada de Ronaldinho a la Noche Amarilla y la propuesta de José Cevallos, presidente de Barcelona, de traer nuevamente a Damián Díaz, generaron expectativa en la familia Vinces-Vásquez y ahí surgió la promesa de que al final de la temporada y si se conseguía la corona 15, ellos darían la vuelta. “Mi esposa y mi hija me dijeron que querían ir. El pequeño Kenny me decía: “O también la vana (caravana)”, y les dije que sí, que así lo haríamos, pero el terremoto impidió que se cumpliera con ellos, pero yo sí cumplí llevando la camiseta de mi pequeño hijo”, relató entre la nostalgia Vinces, quien un mes después del suceso se tatuó los rostros de sus familiares fallecidos en el hombro izquierdo.

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Y en efecto, en un video que se hizo viral el pasado lunes, Keny dice: “Prometí a mi hijo, mi hija y mi mujer y aquí estoy. No están ellos conmigo, pero está la camiseta de mi hijo en representación de ellos, Barcelona campeón y estoy con ellos”, relata este exsacerdote que llevaba la tarde del pasado domingo un pañuelón sobre la cabeza y cuya declaración tenía hasta el mediodía de ayer más de 50 mil reproducciones.

Más tristeza
Pese a lo que considera una gran alegría para el pueblo barcelonista la conquista de la corona 15, Vinces aún no puede conseguir empleo. Hasta agosto fue profesor universitario, pero asegura que renunció a la cátedra debido a que no se sentía bien emocionalmente y el recuerdo de sus seres queridos pudo más que la doctrina de filosofía que él impartía en la Universidad de Manabí.

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La falta de dinero le priva a Keny Vinces de ir a Guayaquil y dar la vuelta olímpica este domingo en el estadio Monumental, donde quisiera volver a sentir lo que él describe como algo inigualable. (D)

Si tuviera al Kitu Díaz de frente le diría muchas gracias por haber vuelto a Barcelona. El fútbol no da de comer, pero nos da esas pequeñas alegríasKeny Vinces, hincha de Barcelona