Hablar de fútbol y de Roma a la vez es hablar de Francesco Totti, el inagotable jugador del equipo rojo de la capital italiana que celebró ayer 40 años de edad, 25 de los cuales lleva defendiendo únicamente al club de toda su vida, del que su abuelo y su padre eran hinchas, al que su madre lo guio sin permitirle desviarse.

Totti podría estar ahora mismo como algunos de sus contemporáneos como comentaristas, directores deportivos o técnicos, pero él ha preferido seguir en el campo de juego.

A finales de temporada, cuando se retire del fútbol profesional, Totti entrará en la selecta lista de los ‘One Club Men’ a la que ya pertenecen Carles Puyol (Barcelona), Ryan Giggs (Manchester United) o Paolo Maldini (AC Milan), entre muchos otros futbolistas que bajo ningún precio se marcharon del equipo de sus amores.

Publicidad

En su vitrina personal luce un campeonato de liga italiana, dos copas de Italia, dos supercopas y el Mundial de 2006. Muchos critican que su palmarés no sea más abultado, pero Totti es el espejo y el alma de toda una ciudad, un sueño cumplido teñido de amarillo y rojo que reúne a nostálgicos y nuevas generaciones. Eso basta.

Cuando pasen los años, casi nadie recordará los desencuentros de Il Capitano con Luciano Spalletti, que será el último entrenador de su carrera.

Lo que sí quedará en la memoria de los romanos será la carta de amor que Totti escribió hace unas semanas, en las que declaraba que la Roma “era más que un club de fútbol. Era parte de nuestra familia, nuestra sangre, nuestras almas”.

Publicidad

Escribió además: “Cuando eres un niño en Roma, solo hay dos opciones: o eres rojo o eres azul. Roma o Lazio. Pero en nuestra familia solo había una opción posible, la primera”.

Y desveló que su madre, Fiorella, renunció a una buena oferta del Milan cuando Francesco tenía 13 años y aún no tenía equipo, jugaba en el barrio. “Habría significado mucho dinero para nuestra familia, que lo necesitaba. Pero mi madre la rechazó. Una semana después me llamaron de la Roma y ella me enseñó una lección entonces: “Tu hogar es lo más importante en la vida”.

Publicidad

Cuando uno lee la carta de Totti en la que alaba a su madre, entiende cómo es que defiende a la Roma, como si de su progenitora se tratase. “Ayudó a mi carrera de muchas formas, me llevaba a los entrenamientos. Fuera de los campos, esperaba por mí. Dos, tres, a veces cuatro horas mientras entrenaba. Lloviera, hiciera frío, daba igual. Ella esperaba para que yo pudiera cumplir mi sueño”. (D)