Estados Unidos se metió este viernes en la final olímpica de básquet masculino de Rio-2016 al ganar 82-76 a España, que jugará el partido por el bronce.

Los estadounidenses jugarán la final el domingo, 13:45 de Ecuador, contra el ganador del partido que enfrenta este viernes a Serbia y Australia.

Los estadounidenses se han metido en su tercera final olímpica consecutiva tras ganar su partido más disputado en lo que va de torneo olímpico.

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Como en la final de Pekín-2008 o Londres-2012, España volvió a estar cerca, pero de nuevo no pudo con los hombres de la NBA, a los que sólo ha ganado una vez en los últimos 20 años, en un partido en el Mundial de Indianápolis de 2002.

Estados Unidos se puso por delante desde el inicio pero nunca consiguió abrir una brecha que matara el partido con los españoles, que al final del primer tiempo conseguían quedarse a seis puntos 45-39.

Los estadounidenses, que no han perdido ningún partido en los Juegos Olímpicos desde que cayeron en las semifinales de Atenas-2004, se mostraron mucho más agresivos en defensa que en partidos anteriores.

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Los españoles se vieron obligados a buscar el tiro desde fuera y sólo Pau Gasol conseguía mantenerse bajo el aro contrario en una lucha constante con el gigante estadounidense DeAndre Jordan.

El pívot de los Spurs fue, a pesar de su contractura que le obligó a jugar con una protección, el mejor anotador de su equipo y del partido con 23 puntos.

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Klay Thompson, letal desde la línea de tres puntos (22 puntos), y Kevin Durant (14) fueron los verdugos de los españoles.

En el primer cuarto, los estadounidenses lideraban 26-17, pero en el segundo las faltas cortaron el ritmo del encuentro.

Antes de llegar al descanso los árbitros habían pitado seis técnicas, dos para los estadounidenses y cuatro para los españoles.

España reaccionó, logrando colocarse 30-33 a 3:40 para el final del primer cuarto, en lo que sería su mayor acercamiento en todo el partido.

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Estados Unidos no volvería a bajar de los cinco puntos de ventaja en el resto del encuentro en una segunda parte, en la que los norteamericanos tuvieron el control para acabar llevándose el encuentro. (D)