Un funcionario de la policía brasileña dijo este jueves que el nadador estadounidense Ryan Lochte inventó la historia de que le habían robado sus pertenencias a punta de pistola en Río de Janeiro.

El funcionario, quien tiene conocimiento directo de la investigación, habló a condición de permanecer en el anonimato por no tener autorización para hablar sobre una pesquisa en curso.

La persona dijo que, aproximadamente a las 6 de la mañana del domingo, Lochte y sus compañeros nadadores Jack Conger, Gunnar Bentz y Jimmy Feigen pararon en una gasolinera en Barra da Tijuca, un suburbio de Río de Janeiro donde se ubican muchas de las sedes de los Juegos Olímpicos.

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Uno de los nadadores trató infructuosamente de abrir la puerta de un baño en la estación.

Luego, otros nadadores empujaron la puerta y la rompieron. Apareció un guardia de seguridad, quien los confrontó, según el funcionario.

La fuente dijo que el guardia estaba armado con una pistola, pero no la desenfundó ni apuntó con ella a los nadadores.

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De acuerdo con esta nueva versión, el gerente de la gasolinera llegó después. Con ayuda de un cliente que tradujo entre el portugués y el inglés, el gerente exigió que los nadadores pagaran la puerta dañada.

Tras una discusión, los deportistas pagaron una suma desconocida y se marcharon.

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Bajados del avión

Según el funcionario, Conger y Bentz, nadadores que fueron obligados a bajarse del avión en el que partirían hacia Estados Unidos el miércoles por la noche, dijeron a la policía que la historia del robo fue un invento.

Lochte mintió primero sobre el robo durante una llamada telefónica con su madre Ileana, quien habló con la prensa, dijo el funcionario. Ello derivó en la gran cobertura de la prensa sobre lo ocurrido y llamó la atención de la policía.

Las autoridades ofrecerían una conferencia de prensa el jueves por la tarde.

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No hubo respuesta del abogado, el agente ni el padre de Locthe a los mensajes que se les enviaron solicitando sus comentarios.

Patrick Sandusky, portavoz del Comité Olímpico de Estados Unidos, dijo por la mañana que los compañeros de Lochte estaban definiendo una hora y lugar para reunirse con las autoridades.

"Todos son representados por un abogado y han recibido el debido apoyo del Comité y del consulado de Estados Unidos en Rio", añadió Sandusky.

Mario Andrada, vocero del comité organizador de los Juegos Olímpicos en Rio, se mostró complacido por el hecho de que hubiera trascendido la verdad en este caso.

La situación cobró nuevas proporciones el miércoles, cuando Conger y Bentz fueron retirados del avión que despegaría del aeropuerto de Río de Janeiro, en medio de la incertidumbre sobre qué ocurrió realmente durante la noche posterior a la conclusión de las pruebas de natación en Río 2016.

Funcionarios de la corte habían solicitado que se decomisaran los pasaportes de los cuatro nadadores, pero Lochte había regresado a Estados Unidos antes de que las autoridades cumplieran con esa orden.

Poco después de que se impidió que los nadadores se marcharan del país, representantes del consulado estadounidense llegaron al aeropuerto.

Versiones contradictorias

Las autoridades siguieron presionando a los nadadores para que contaran lo ocurrido, tras una serie de versiones contradictorias. La policía informó que los nadadores no pudieron dar detalles clave en las primeras entrevistas y se habían encontrado pocas evidencias que sustentaran la denuncia del robo.

Los nadadores dijeron que estaban ebrios y no recordaban el tipo o color de taxi en el que viajaban, dónde ocurrió el incidente ni a qué hora, señaló la policía.

El funcionario indicó que las sospechas cobraron fuerza tras revisar un video de seguridad de los nadadores cuando regresaron a la Villa Olímpica. Las imágenes mostraron que todos usaban relojes.

La oficina de la jueza Keyla Blanc, quien ordenó la confiscación de los pasaportes, informó que había discrepancias en las declaraciones de los deportistas.

Lochte había dicho que estaba con Conger, Bentz y Feigen cuando varios sujetos armados, con placa policial, interceptaron el taxi que los llevaba de vuelta a la villa de los atletas, luego de una fiesta que siguió a la última competencia de natación en los Juegos Olímpicos, el sábado por la noche.

La cadena NBC informó el miércoles que Lochte se había retractado de algunas de sus declaraciones iniciales. Dijo por ejemplo que el taxi no fue interceptado por sujetos con una placa policial, sino que el robo ocurrió después de que los atletas pararon en una gasolinera.

Asimismo, Lochte dijo que el asaltante le apuntó con una pistola, pero no a la cabeza.

Las autoridades dijeron que después de lo ocurrido, los nadadores no llamaron a la policía. Los agentes comenzaron a investigar después de que vieron reportes de prensa en que la madre de Lochte hablaba sobre lo ocurrido.

Jeff Ostrow, abogado de Lochte, dijo previamente que no había duda de que el robo ocurrió.

"¿Por qué alguien inventaría esto", indicó Steve Lochte. "Es simplemente ridículo". (D)