El atleta en triple salto James Connolly ganó la primer medalla de oro para Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Atenas 1896 y se espera que hoy o mañana algún deportista de ese país llegue al hito de 1.000 preseas doradas para reforzar 120 años de dominio en la máxima cita deportiva del planeta.

Para subrayar el estatus de EE.UU. como la potencia olímpica indiscutida, con la tasa actual de captura de medallas le tomará casi un siglo y más de 21 JJ.OO. al siguiente país en alcanzar los 1.000 oros, que podría ser China en el 2100.

Estados Unidos llegó a Río con 977 oros y, según el sitio Olympstats.com, la antes Unión Soviética, con 473 preseas doradas, es el segundo país con más títulos, seguido en un distante tercer lugar por Alemania con 288.

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Con la maquinaria de medallas de EE.UU. en funcionamiento, sumando oros en piscina y gimnasia, la hazaña podría quedar en manos Simone Biles, o podría ganarla un competidor desconocido en la lucha grecorromana o en vela.

Pero el dominio olímpico estadounidense no ha sido redondo. Ningún estadounidense se ha subido al podio del hockey sobre césped, triatlón, bádminton, balonmano, tenis de mesa y pentatlón moderno, así como tampoco en polo y lacrosse, que ya no están incluidos en el programa olímpico. Los primeros JJ.OO. modernos terminaron con pocos oros (11), mientras que el evento de 1984, boicoteado por la Unión Soviética, generó la mayor cantidad de medallas doradas (83). (D)