La estadounidense Serena Williams conquistó su séptimo título en Wimbledon, su 22º Grand Slam (en singles), tras superar ayer en la final a la alemana Angelique Kerber, número 4 del mundo, por 7-5, 6-3.

La líder del ranking, derrotada en enero pasado por Kerber en la final del Abierto de Australia, igualó la marca de Steffi Graf, que ostentaba en solitario el récord de trofeos en torneos Grand Slam desde que se instauró el profesionalismo en el tenis (en 1968).

La marca absoluto (24) pertenece, no obstante, a la australiana Margaret Court, que se coronó entre 1960 y 1973. Cerca de cumplir los 35 años (en septiembre próximo), la estadounidense aún tiene tiempo para convertirse en la máxima ganadora de todos los tiempos.

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“Un 22º título es genial. En Londres me siento como en casa”, se congratuló Serena.

Su próxima cita en un certamen Grand Slam será en septiembre en el US Open, donde podrá superar la marca de Graf, pero antes intentará ganar en Río de Janeiro una segunda medalla de oro en categoría individual, y cuarta en dobles junto a su hermana Venus.

Serena se derrumbó abatida sobre la pista central al final de un bonito partido de 1 hora y 21 minutos de duración, en el que marcó la diferencia a través de su servicio, y bombardeando la defensa de su adversaria. Logró trece aces, incluyendo al menos uno en cada uno de sus primeros ocho games con el saque. Serena ganó 38 de 43 puntos cuando metió el primer saque.

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La estadounidense se cobró venganza de la derrota sufrida ante Kerber en la final del Abierto de Australia. Ayer la zurda alemana de 28 años desplegó una defensa todoterreno a Serena, pero esta logró derribarla con su potencia y con sus golpes asombrosos. (O)