La prensa tuvo este jueves la oportunidad de echar un vistazo al “alma” de los Juegos Olímpicos, al visitar la Villa Olímpica, el nuevo complejo de torres donde dormirán, comerán y entrenarán casi 11.000 atletas durante Río 2016.

Los organizadores de los Juegos afirmaron que el complejo, descrito como “una ciudad dentro de otra ciudad”, es el mayor en la historia olímpica. Albergará también a unos 6.000 entrenadores e integrantes de las distintas delegaciones.

El complejo consta de 31 torres, de 17 pisos cada una, así como una cafetería colosal, un gimnasio, una oficina postal, una enfermería y un banco.

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“Aquí es donde se desarrollará el alma de los Juegos”, destacó Mario Andrada, vocero del comité organizador local.

No se requiere que los atletas pernocten en la Villa, y muchos astros del deporte mundial preferirán quedarse en otros lugares. Sin embargo, los organizadores dicen que la Villa será la instalación más segura de unos Juegos para los que se emplazarán 85.000 policías y soldados.

Se trata del doble del personal de seguridad que se utilizó en Londres 2012. Una doble valla circundará el complejo, y todas las personas que entren o salgan serán sometidas a medidas de seguridad semejantes a las que se aplican en los aeropuertos, incluyendo rayos X para revisar el contenido de bolsas y equipaje, dijeron los organizadores.

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La idea es que, cuando los deportistas y su séquito estén dentro del perímetro de seguridad, “no necesiten salir de la Villa”, comentó Mario Cilenti, director de la instalación.

Habrá 3.600 apartamentos, cada uno de tres o cuatro alcobas, con pequeños balcones. Desde algunos de éstos, puede apreciarse una favela cercana.

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Todas las habitaciones son para dos personas. Disponen de un par de camas que pueden extenderse incluso a 2,3 metros para los atletas más altos. Incorporan también un guardarropa desmontable de tela con un marco metálico. En la sala habrá algunos sillones y estructuras para secar la ropa.

Asimismo, los apartamentos cuentan con aire acondicionado y aparatos eléctricos repelentes de mosquitos, con lo que se busca evitar que los atletas contraigan el virus del zika, al que se atribuye un incremento en los casos de microcefalia congénita en Brasil.

Cilenti dijo que los apartamentos combinan de la mejor manera la funcionalidad con la austeridad. Este último principio es crucial para los Juegos, en momentos en que Brasil está inmerso en su peor recesión económica en décadas.

“Es lo básico”, comentó Cilenti. “No hay cosas superfluas, sólo se atienden las necesidades básicas”.

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El alcalde de Río, Eduardo Paes, ha insistido en que se ha erogado muy poco dinero de las arcas públicas en el proyecto olímpico, pues son empresas privadas las que han asumido los principales proyectos de construcción —a cambio de concesiones de parte de la ciudad. En el caso de la Villa Olímpica, fue edificada por un consorcio que alquila el complejo a los organizadores durante los Juegos.

A cambio de la construcción del complejo, el ayuntamiento eximió esta obra de varias leyes, incluidas las que impiden que los edificios tengan una gran altura.

Los constructores han comercializado ya los apartamentos entre el público. Los comparadores podrán mudarse una vez concluidos los Juegos.

Funcionarios que acudieron con la prensa a la visita se negaron a dar detalles financieros sobre la villa. Sólo explicaron que los constructores podían dar información sobre costos. (D)