La Copa América sigue, Ecuador no… Una pena, quizás no vuelva a encontrar en años una ocasión tan propicia para trepar bien alto. Por una suma de circunstancias: le cayó en el momento exacto esta edición, teniendo excelentes jugadores y técnico; por una vez, sin ninguna preocupación por la Eliminatoria, donde marcha en punta; llegó con la ilusión de hacer algo grande, casi sin ausencias, solo Felipe Caicedo, pero tenía cómo reemplazarlo, cuando otras selecciones sufrieron varias bajas. Hasta el cuadro de competencia le puso delante a Estados Unidos, uno de los rivales menos peligrosos en apariencia… Y, sobre todo, con el estilo de Gustavo Quinteros, que gusta de atacar e ir a buscar los partidos. Porque así es como se gana y se avanza en los torneos.

No pudo ser. Algún planeta oscuro se cruzó en el camino y eclipsó el sueño. Hubo señales negativas: el gol no convalidado ante Brasil que le daba el triunfo, la lesión de Miler Bolaños (esencial), el horrendo comienzo ante Perú…

Como muchos de esta Copa, Estados Unidos 2 - Ecuador 1 fue un partido magnífico para ver, sobre todo para el espectador neutral, que disfruta sin las tensiones del hincha. Estamos viendo un buen torneo, al punto de atraernos más que la Eurocopa. Casi todos los juegos son intensos, de ida y vuelta, parejos, tupidos de situaciones de gol, luchados, con dinámica, velocidad y también bellas jugadas y goles. No es poco.

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Es increíble que un equipo con un debut tan decepcionante como Estados Unidos logre levantar tanto en los tres juegos siguientes. El día de la inauguración cayó 0-2 ante Colombia y no llegó nunca al arco de Ospina. Fue una lágrima. Klinsmann logró enderezar su barco y ahora navega espléndido. Compuso un feliz primer tiempo el equipo de las barras y estrellas. En el minuto 17 se dio una jugada que anticiparía muchas cosas: Bobby Wood y Erazo corrieron apareados, pujaron, hasta que finalmente el norteamericano le sacó una mínima ventaja y alcanzó a puntear la bola, que salió cruzada y sorprendió a Domínguez. Por poco no fue gol. En ese momento hicimos tres apuntes en nuestra libreta: “Rápido Wood, lento Erazo, Estados Unidos puede crear problemas”.

Cuatro minutos más tarde, otra diagonal de Wood, pase atrás a Jones y centro milimétrico a la cabeza de Dempsey que conectó con perfecto golpe y tomó a contrapié a Domínguez. Erazo se quedó clavado; sólo atinó a mirar. Tanto que Paredes se lo reprochó con algo así como un “¿Por qué no saltaste…?”.

Cinco minutos después casi convierte otra vez Dempsey con un zurdazo cruzado que contuvo con esfuerzo Domínguez. Cada vez que Dempsey remata el balón siempre va entre los palos, posee una precisión que envidiarían docenas de atacantes (Édinson Cavani y Enner Valencia entre ellos…) Luego hizo un pase maravilloso que dejó sólo a Bedoya y este despachó un tiro muy amistoso a las manos del golero de Liga. La sacó barata Ecuador en ese primer tiempo. Y casi logra igualar cuando Arroyo quedó mano a mano con Guzan tras un notable quite de Enner a un defensa. Michael definió sin clase, al cuerpo del portero. Pero no le encontraba la vuelta al partido porque no era la tarde de su conductor, capitán y cerebro: Cristhian Noboa. Además, Noboa estuvo sin interlocutores. Gruezo se enfoca en la marca, Enner va al área y Antonio Valencia y Montero juegan bien abiertos. Arroyo no es un futbolista de toque. Le faltó Miler Bolaños, el otro inteligente y dúctil con el que puede dialogar y armar juego.

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En el segundo lapso devino la tarde negra de los Valencia. A los 61m Antonio se hizo echar absurdamente, igual que frente a Francia en el Mundial. Una patada alevosa, desde atrás, a Bedoya, casi pegado a la raya donde estaban el cuarto árbitro y el banco estadounidense. Encima estaba amonestado. Una actitud irresponsable, que dejaba a sus compañeros en desventaja numérica. Se salvó porque Jones reaccionó contra Arroyo y también vio la roja. Ahí comenzó el equipo a remar contra la peor de las adversidades: su nerviosismo, la amenaza de la eliminación. Hemos escuchado voces excusando al infractor del tipo: “Hay que estar ahí y aguantar las provocaciones”. Jones simplemente lo había agarrado de la camiseta. ¿Eso es una provocación…? Todos los jugadores se agarran. Antonio Valencia parece jugar siempre enojado. Al menos lo denota su semblante. Luego envió un mensaje vía Facebook con cero autocrítica: “Hace cuatro días aceptamos sus felicitaciones y ahora aceptamos sus críticas, pero la vida continúa ¡Arriba Ecuador!”. En el campo no hizo gran cosa por ponerlo arriba.

Cuatro minutos después de la expulsión llegó otro mazazo: salió lesionado Noboa, quien aporta la lucidez y la templanza en este equipo. Y a los 65m un gancho a la mandíbula: segundo tanto de los de Klinsmann. Otra gran maniobra de Dempsey, al que únicamente Gaibor intentó frenar (Erazo no atinó a marcar o a tapar el remate; miró). Ahí se puso todo muy cuesta arriba.

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Pero como este grupo de jugadores tiene fuerte mentalidad, fue a buscar la hazaña. Y casi la logra. Michael Arroyo puso el descuento con su mejor receta: el tiro desde afuera. Y ahí se agigantó Ecuador gracias, fundamentalmente, a la grandeza de Walter Ayoví, que pasó al lugar de Noboa y fue un comandante; a Jefferson Montero, que enloqueció a todos por la izquierda; a Mina y a Paredes, dos leones. Y Ecuador arrolló por momentos a su rival, pero Enner Valencia falló dos goles insólitos, sólo, de frente al arco, en lo que es su fuerte: el cabezazo. Montero le sirvió los dos balones. Eran para empatar y ganar. Y para lucirse. No se dio. ¡Lo que desperdició, por Dios…!

Gabriel Achilier cumplió la fecha de suspensión y estaba para volver. Quinteros prefirió seguir con Erazo. Ya con el diario del lunes estamos convencidos de que era mejor opción Achilier porque marca y tiene velocidad. Erazo impresiona mejor cuando sale con pelota dominada, pero defendiendo es menos que el otro. Ellos dos pelean un lugar, el otro es para Arturo Mina, que terminó de consagrarse en esta Copa y no sale más. Un defensa excepcional, una garantía de lucha, de combate, de fuerza. Llega a todas y posee una moral de acero.

Ecuador jugó bien únicamente ante Haití, el más flojo de los 16 animadores de la Copa. Lo demás, un partido sin luces con Brasil y dos primeros tiempos lamentables con Perú y EE.UU. con remontada posterior. El balance final no es positivo. “Hicimos todo para clasificar”, declaró el asistente de Quinteros. Todo no: le faltaron goles. Y defendió mal. (O)