Los jugadores de Real Madrid llegaron ayer por la mañana en autobús descapotable al centro de Madrid, donde presentaron la copa de la Liga de Campeones a miles de aficionados exultantes que aguardaban desde la medianoche.

“¡Cómo no te voy a querer!”, coreaban miles de hinchas a sus ídolos que el sábado conquistaron en Milán un histórico undécimo título de campeón de Europa, derrotando a sus vecinos del Atlético de Madrid en penales (5-3, tras empate 1-1).

Luego de tomar fotos de sus fanáticos, los jugadores desfilaron con la copa en la pasarela habilitada en la Plaza de Cibeles, frente al ayuntamiento.

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El capitán Sergio Ramos, aclamado por la multitud, colocó la bandera del Real Madrid en torno al cuello de la diosa Cibeles y levantó la copa entre aplausos y música.

Los madridistas a los que el equipo de Zinedine Zidane les ofreció la undécima habían empezado a llegar a la medianoche a la Plaza de Cibeles, su tradicional punto de encuentro, para celebrar el triunfo sobre los colchoneros de Diego Simeone.

Los aficionados tuvieron que aguardar hasta el amanecer, en una ciudad que respiró fútbol desde el sábado.

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“Rey de Europa”, Zinedine Zidane “está tocado por una varita mágica”, escribió el diario deportivo Marca, que no escatimaba elogios para el entrenador francés, que en 2002, como jugador, ya había sido clave en la obtención de la novena Copa del Madrid; y posteriormente como adjunto de Carlo Ancelotti la décima y como DT principal la undécima, algo impensable cuando tomó a un equipo roto y sin rumbo en enero. Un éxito, no obstante, que no despeja dudas sobre la capacidad del técnico galo.

“Una final inolvidable y extenuante”, resumía El País, que hizo hincapié en la ‘maldición’ que golpea al Atlético.

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Otro festejo estaba previsto en la noche de ayer, en el estadio de los madridistas, el Santiago Bernabéu. (D)