Un accidente provocado por dos motos este sábado en la tercera etapa de la Vuelta a Bélgica acentuó el enojo de los ciclistas, preocupados por el estado de salud del belga Stig Broeckx, y cada vez más hostiles a la presencia de numerosas motos en el pelotón.

Un total de 17 ciclistas cayeron al suelo, cinco de ellos tuvieron que ser hospitalizados y once fueron atendidos en el lugar, según un comisario de carrera.

El belga Stig Broeckx (foto), el más afectado, sufrió dos hemorragias cerebrales y está en coma.

Publicidad

"Un escáner puso en evidencia dos hemorragias de sangre en el cerebro. No hay fractura de cráneo, pero sí una fractura a nivel de la órbita de uno ojo", indicó el médico del equipo Lotto, Servaas Bingé, a Sporza, canal difusor de la carrera.

"Stig se encuentra en un estado comatoso no artificial y no podemos pronunciarnos actualmente sobre su restablecimiento completo. Será vigilado muy de cerca las próximas 24 horas", añadió el médico.

Los otros cuatro ciclistas repartidos en los hospitales de Malmédy y Eupen son el noruego Kristoffer Skjerping, el sueco Fredrik Ludvigsson, el holandés Jesper Asselman y el belga Pieter Jacobs.

Publicidad

El incidente, que provocó el paro definitivo de la carrera, ocurrió en el descenso del Mont Rigi, tras 65 km de carrera.

Dos motociclistas que adelantaban al pelotón a través de una vía de bicicletas se habrían visto obligadas a desviarse hacia la calzada y habrían chocado contra los ciclistas.

Publicidad

"Dos motos adelantaron a gran ritmo desde atrás cuando el pelotón rodaba a 75 km/h", explicó al sitio del diario Le Soir el ciclista belga Baptiste Planckaert, tras llegar a la meta de Vervieres.

"La primera moto se vio sorprendida cuando pasó sobre un lugar con barro. Su rueda trasera comenzó a derrapar y la segunda moto se chocó con ella, lo que llevó a la caída de los ciclistas", estimó.

Ya había tenido otro accidente

Stig Broeckx, el más gravemente herido, quedó mucho tiempo en el suelo, atendido por un equipo de urgencia antes de ser llevado en helicóptero hacia el hospital de Aquisgrán, en Alemania.

Broeckx, de 26 años, ya había sido atropellado por una moto al inicio de la temporada en la carrera Kuurne-Bruselas-Kuurne.

Publicidad

La carrera, un momento neutralizada, se vio definitivamente detenida tras concertación entre los organizadores y los ciclistas, enfadados por la presencia masiva de motos en carrera.

El pelotón llegó a Verviers en desfile, donde había sido dada la salida de la carrera y donde se esperaba la llegada.

Muchos ciclistas, citados por los medios belgas, afirmaban estar afectados cuando a principio de temporada el ciclista belga Antoine Demoitié había perdido la vida tras haber sido atropellado por una moto en la clásica Gante-Wevelgem.

Uno de los favoritos, el italiano Gasparotto, compañero de Demoitié, afirmó no tener la cabeza en la carrera: "veremos mañana, pero pienso que estaríamos mejor en casa", declaró.

"Somos ciclistas pero ante todo maridos y padres de familia: lo más importante es nuestra salud", añadió.

El director deportivo del equipo Topsport Vlaanderen, Hans de Clercq, llamaba a una crisis de conciencia: "Es el segundo drama en tres meses. Es hora de sentarse en una mesa, ciclistas, organizadores y seguidores".

"He visto a Stig Broeckx y cómo se le intentaba reanimar. No era una bella imagen. No sé si mañana los ciclistas tendrán la cabeza en la carrera", indicó.

La cabeza de la clasificación general está ocupada por el belga Dries Devenyns antes de la última etapa, el domingo en Tongres.

Pero el sábado, el aspecto deportivo de la prueba, pasaba "ampliamente a un segundo plano", según el director deportivo de Trek, Dirk Demol. (I)