La celebración del técnico Jorge Célico y de los hinchas de Universidad Católica estaban aún latentes por el gol de Luis Miguel Escalada (86m), que parecía sentenciaba ayer el triunfo santo 2-1 sobre el Deportivo Cuenca, pero en la última jugada asomó Ezequiel Filipetto y decretó el empate a 2.

El encuentro iba 1-1 y con un equipo camarata volcado a buscar la victoria. Enfrente, el paredón colorado no lo permitía y de vez en cuando con contragolpes rápidos, a través de Raúl Becerra, Walter Chalá y Bryan Oña, ocasionaba peligro.

Fue cuando apareció Escalada y anotó el 2-1 en el arco de Hamilton Piedra para desencadenar un eufórico festejo. Pulsaciones a mil. Un abrazo incontenible entre el delantero y el entrenador. En las gradas, los cerca de 500 fanáticos universitarios también exteriorizaron toda su emoción.

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Mas, esa alegría solo duró 7 minutos. El zaguero Filipetto asomó en el área rival y conectó un cabezazo para vulnerar el arco de Hernán Galíndez (90m +3). La felicidad se trasladó a la otra zona.

Así fue el desenlace de un partido emotivo, dramático y con posibilidades de gol en los dos arcos. Resultado justo, por lo que hizo cada equipo.

D. Cuenca arrancó mejor. Esa predisposición dio como resultado que Bryan Oña anotara apenas al minuto 5. El volante aprovechó la falla de Henry Cangá, que dejó la pelota ‘suelta’ al no poder rechazar luego de un centro de Becerra.

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La reacción camarata no llegó. Más bien, el cuadro morlaco arribó cuantas veces quiso al área rival, con la complicidad de una defensa desatenta. No obstante, Jacobo Kouffati, Juan Pablo Segovia, Chalá, Becerra... fallaron de forma increíble.

Tras el descanso, el Cuenca se olvidó la vocación ofensiva en el camerino. Mientras, Católica arrasó al rival y empató a través de Bruno Vides (73m).

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Lo que se vino fue emotivo y dramático hasta el pitazo del árbitro Roddy Zambrano. (D)