Nada más pronunciar su discurso de aceptación como nuevo presidente de la FIFA ante los 209 delegados de su congreso extraordinario, Gianni Infantino se giró emocionado y se topó con el aplauso de uno de sus más firmes y valiosos aliados: el presidente de la Conmebol Alejandro Domínguez.

Saltándose cualquier protocolo, el ganador suizo no reprimió su primer instinto y se fundió en un efusivo abrazo con el máximo mandatario de la confederación sudamericana, que devolvió el gesto con cariñosas palmadas a ojos del mundo entero.

Así quedó inmortalizado el triunfo de Infantino el viernes, y escenificada la más reciente alianza entre dos regiones, la europea y sudamericana, históricamente con peso significativo en la toma de decisiones del fútbol mundial.

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Confianza plena de Sudamérica a la gestión de @Gianni_2016 Iniciamos una nueva FIFA pic.twitter.com/k8Tp6g3yIs

La Conmebol, que desde enero había respaldado en bloque la candidatura de Infantino, vio así premiada la fe depositada en el candidato suizo, sorpresivo ganador en segunda ronda de las elecciones sobre el teórico favorito, el Jeque Salman de Bahrein.

Es por ello que se reveló especialmente cálido el abrazo entre el nuevo presidente y Domínguez, quien a su vez cumplió exactamente un mes en su cargo tras tomar las riendas de una Conmebol cuyos tres últimos presidentes fueron imputados por corrupción y que, en gran medida obligada por los arrestos de muchos de sus dirigentes, hizo una limpieza casi total de su plana mayor.

"Estamos muy contentos porque la elección era pareja y se había puesto en tela de juicio la postura de Conmebol", declaró el presidente de la federación uruguaya, Wilmer Valdez, cuya delegación festejó el resultado de la votación como si hubiesen protagonizado otro Maracanazo. "Es una buena etapa la que se viene. Para Sudamérica es importante, porque el discurso de Infantino lo resaltó muy significativamente".

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Pero, tras las palabras, los aplausos y los abrazos, se acerca el momento de las acciones, precedidos de interrogantes.

Los 10 afiliados con que cuenta la Conmebol en la FIFA son el menor número de entre las seis confederaciones, pero se trata del organismo más antiguo, fundado en 1916, y cuenta entre sus miembros a Brasil, Argentina y Uruguay, que se reparten nueve de los 20 Mundiales celebrados.

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"Conmebol se cree en posición de aportar mucho más a la FIFA de lo que hoy está aportando", había avanzado el jueves Domínguez, cuando se reafirmó públicamente en el sí unitario a Infantino. "Si no se dan los votos en primera ronda, también votaremos a Infantino en la segunda", aseguró.

Existía, pese a las declaraciones públicas, cierto escepticismo respecto a la confederación sudamericana, que no logró presentarse unida a las anteriores elecciones de mayo, cuando Uruguay rompió con el bloque y apostó al Príncipe Alí en lugar del eventual ganador, Joseph Blatter.

La campaña de Infantino se basó en promesas de mayor financiación a las federaciones, ampliación de los cupos mundialistas, y posibilidad de organizar mundiales con sede multi-regional. La posibilidad de que Sudamérica reciba un boleto adicional a los mundiales —actualmente tiene cuatro más un repechaje— sin duda tentó a los dirigentes de la región.

El suizo hizo gala de su dominio de los idiomas en su alocución previa a la votación, y soltó un guiño a las confederaciones latinoamericanas, hablando parcialmente en español y reiterando su compromiso a financiar programas de desarrollo.

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"El mundo tiene que agradecer a Sudamérica lo que da la a FIFA. La Conmebol es la confederación más pequeña en número, pero en futbol es la más grande", expuso. "Tenemos que seguir trabajando por el futbol sudamericano. CONCACAF tiene federaciones pequeñas y grandes, con diferentes niveles. La FIFA no tiene que frenar, tiene que estar allí".

La Conmebol, que ha visto cómo sus tres últimos presidentes (Figueredo, más los paraguayos Nicolás Leoz y Juan Angel Napout) fueron arrestados o acusados de corrupción, cerró su feliz jornada sin declaraciones de Domínguez, pero con otra imagen reveladora de su estado de ánimo en un tuit: dos emoticones de manos aplaudiendo junto a la fotografía de un abrazo para el recuerdo.