Emelec es un equipo que tiene una estructura de juego muy conocida, aunque todo equipo tiene que recomponerse año a año debido a sus altas y bajas en su plantilla y porque no todos los jugadores mantienen un mismo nivel. Algunos mejoran, otros desmejoran en su rendimiento por diferentes factores (edad, lesiones, situaciones personales, entre otros aspectos). Sería un error para Emelec pensar que Hólger Matamoros o Cristian Guanca serán un reemplazo de Miler Bolaños y harán las mismas cosas. Lo que tiene que hacer cualquier equipo es reestructurar su manera de jugar ofensivamente, tener nuevos mecanismos y caminos para llegar al arco contrario.

El sistema que utilizó Emelec (el viernes ante Universidad Católica) es prácticamente el mismo del año pasado, con una pequeña variante: el 1-4-2-3-1 con Pedro Quiñónez y Fernando Gaibor como volantes centrales. Pero cuando Gaibor se adelantaba se hacía 1-4-1-4-1.

La pequeña variante consiste que en el 2015 los azules realizaban desmarques de ruptura; Ángel Mena y Miler rompían líneas y pisaban el área, con Emanuel Herrera o no. Mientras que en este nuevo año por ahora solo pisa el área con sorpresa Mena: el resto es mucho juego a lo ancho, juego horizontal con menos profundidad que antes.

Publicidad

Emelec realiza buenas paredes ofensivas en tres cuartos de cancha, pero con poca sorpresa, con un Herrera que continúa siendo muy torpe con la pelota y resta la continuidad del juego ofensivo; sin embargo, hacer un gol cuando tu equipo lo necesita y con un jugador menos tiene su mérito.

Al último campeón le faltó algo de juego exterior. Tuvo poca profundidad, pocos desbordes y pocas jugadas con peligro, en especial en el primer tiempo; con el ingreso de Robert Burbano y luego Giovanny Nazareno, se ganó en ese rubro pero ya tenía un jugador menos.

En defensa, desde el inicio del juego, se mostró algo débil en esa línea, realizando muchas faltas que la Universidad Católica no supo aprovechar. Considero que el jugador Byron Mina cometió algunos errores en los cierres y coberturas, sobre todo a su espalda, se mostró algo inseguro en sus intervenciones.

Publicidad

Emelec fue un equipo con poca presión, a pesar de que Católica prácticamente no jugó con una línea de volantes de recuperación, más bien de posesión. La línea de volantes del equipo azul presionó poco, dejó jugar mucho, los laterales Mina y Fernando Giménez se adelantaron muy poco y solo se limitaban a esperar al fondo.

Cuando enfrentas a un equipo que tiene mucho la pelota y con jugadores de buen pie, permitirles y darles libertad de tanta posesión, tarde o temprano te hace daño. Emelec fue un equipo muy largo, muy estirado, aunque esto no necesariamente está mal, pero en este caso jugando contra un equipo con valores de buena técnica individual no fue la mejor decisión ni el mejor plan de juego. Considero que por parte de la dirección técnica del tricampeón no hubo un estudio del rival, ya que Juan Pablo Caffa y Facundo Martínez jugaron demasiado libres; ellos manejan el balón y los tiempos de juego en el equipo camarata.

Publicidad

La Universidad Católica es un equipo interesante, con una línea defensiva que se encarga de defender y con una línea de tres volantes alternantes, que aunque su cualidad principal no es la recuperación, gana por acumulación de gente, ya que los dos exteriores se suman en esa función y hacen cinco en la mitad del campo, así logran el objetivo de no dar facilidades al rival. Deja en ataque tres hombres, aunque cuando se realiza esta fase del juego la Católica llega con cinco o seis hombres.

El sistema que inicialmente vemos es 1-4-3-3, aunque su flexibilidad y movilidad hacen que este sistema mute con facilidad a un 1-4-5-1, cuando no tiene el balón, o a un 1-3-1-3-3, cuando están en fase ofensiva. (O)

Emelec realiza buenas paredes ofensivas en tres cuartos de cancha, pero con poca sorpresa, con un Herrera que continúa siendo muy torpe con la pelota y resta la continuidad del ataque.