Temor y dudas más que entusiasmo y alegría podrían atenazar a los aficionados al reanudarse este fin de semana la acción en las ligas locales tras los ataques terroristas de la semana pasada en París.

El clásico entre Real Madrid y FC Barcelona y el choque entre AC Milan y Juventus acapararían normalmente los titulares. Pero de lo único que se habla en los días previos es de la seguridad en los estadios.

"Pareciera que esto no se acabó", declaró el técnico de Arsenal Arsene Wenger, quien es francés, aludiendo a los ataques. Agregó que una forma de superar el mal trance es "seguir con nuestras vidas y responder de una manera positiva a esta situación".

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Los estadios, y las ciudades enteras, estarán en alerta rojo en medio de temores de nuevos ataques. La atmósfera probablemente no sea tan festiva y en la gente reinará un cierto desasosiego. La rivalidad entre equipos como Real y Barça pierde un poco de protagonismo, lo mismo que la posible reaparición de Lionel Messi y su duelo con Cristiano Ronaldo.

El arquero italiano Salvatore Sirigu, que milita en el París Saint-Germain, perdió dos amigos en los ataques que mataron a por lo menos 129 personas y sembraron el miedo.

"Es un ataque contra nuestra forma de vida", expresó Sirigu. "Todos tenemos miedo, no solo los que tienen que volver a París".

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Los aficionados tendrán un deber cívico mayor. Se les pedirá un comportamiento modelo para evitar causar confusión o pánico en los demás. Por eso se desalentará el uso de bengalas y petardos, particularmente populares entre los tifosi italianos. Cualquier estallido podría causar un caos.

Los clubes tendrán una gran responsabilidad, según el presidente de la Asociación de Manejo de la Seguridad y de los Estadios Europeos John Beattie.

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"Los clubes deberían implantar medidas de seguridad más visibles, que resulten obvias", declaró Beattie a la Associated Press en una entrevista telefónica. "Eso puede inspirar confianza".

Beattie no reveló qué medidas de seguridad adicionales se tomarán, aunque no descartó el que la gente sea revisada dos veces.

El clásico entre Real Madrid y Barcelona fue declarado de alto riesgo por las autoridades españolas y habrá medidas de seguridad sin precedentes, incluidos 1.500 guardias privados y al menos 1.000 policías, el doble que en un partido de alto riesgo normal.