Las autoridades brasileñas movilizarán cerca de 85.000 policías y militares para garantizar la seguridad de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016.

Se trata del mayor plan de seguridad desplegado en la historia de esta ciudad, informaron hoy fuentes oficiales.

El número de uniformados, que doblará el movilizado en los Juegos de Londres 2012, que fue 42.000, también representa el mayor plan de seguridad puesto en marcha durante unos Juegos Olímpicos.

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Los números fueron divulgados a cerca de un año de la inauguración de las justas, el 5 de agosto de 2016, por el secretario extraordinario de Seguridad para los Grandes Eventos de la Presidencia brasileña, Andrei Rodrigues.

Además de los 37.000 militares anunciados ya por el Ministerio de Defensa y que serán enviados principalmente a Río de Janeiro, pero también a Brasilia, Belo Horizonte, Salvador, Sao Paulo y Manaos, donde se disputarán partidos del torneo olímpico de fútbol, el plan prevé otros 47.500 agentes de diferentes fuerzas policiales.

Según Rodrigues, unos 9.000 agentes de la Fuerza Nacional de Seguridad Pública, grupo policial de elite, ocuparán estadios, gimnasios y demás escenarios de competición.

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Tal tarea inicialmente estaba destinada a agentes privados contratados por el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos Río de Janeiro 2016, pero el Gobierno optó por trasladarla la función a la Fuerza Nacional de Seguridad Pública.

La Policía Federal aportará 3.500 agentes, un número un 350 % superior al movilizado por esta fuerza en Río de Janeiro durante el Mundial de fútbol 2014, y la Policía Federal de Carreteras contará con 2.000 efectivos, principalmente como escoltas de delegaciones.

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La labor de vigilancia de los 24.863 policías militarizados, policías civiles, bomberos y guardias civiles en las calles de Río de Janeiro será reforzada por 1.700 agentes penitenciarios.

Rodrigues dijo que, pese a la enorme movilización, la presencia policial en las calles será "discreta y amigable".

El Ministerio de Defensa invirtió 580 millones de reales (unos 175 millones de dólares), principalmente en equipos de comunicación digital y de prevención y control de incidentes químicos, biológicos, nucleares y radiológicos, así como de combate al terrorismo y delitos cibernéticos.

Las autoridades de Río de Janeiro destinaron el equivalente a 227,3 millones de dólares para la compra de equipos, comisarías móviles, plataformas de observación y cámaras para helicópteros.

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De acuerdo con Rodrigues, el plan fue montado a partir de la experiencia que Brasil acumuló en la “organización de grandes eventos” en los últimos años.

Río de Janeiro acogió citas tan relevantes como el Mundial de fútbol de 2014, la Copa de las Confederaciones de 2013, la Jornada Mundial de la Juventud con el Papa Francisco en ese mismo año o la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible “Río+20” en 2012. (D)