Hace un frío glacial en Santiago, pero la noticia del accidente de Arturo Vidal estremeció y calentó el ambiente. Los grandes diarios nacionales compitieron en despliegue y le dieron hasta 22 páginas en la edición del jueves anterior al increíble suceso que conmovió a toda la sociedad chilena. La división en el país fue absoluta: en general, los sectores más humildes de la población respaldaron y perdonaron al ídolo; los niveles más altos lo condenaron. Faltaba el veredicto del estadio y lo palpamos anoche: indiferencia; pareció que unos se cuidaron de ovacionarlo (no cabía) y otros de repudiarlo.