En la misma arcilla de París, sobre la que en la última década solo han reinado Rafael Nadal, Roger Federer y desde el domingo anterior Stanilas Wawrinka, el ecuatoriano Andrés Goméz Santos (nacido en 1960) también alcanzó la gloria. En Roland Garros, el 10 de junio de hace un cuarto de siglo, la vibrante coronación del Zurdo de Oro sobre el tenista estadounidense Andre Agassi (6-3, 2-6, 6-4 , 6-4) estremeció a Ecuador y confirmó a Gómez como un ídolo. De su hora más brillante y emotiva como deportista el guayaquileño, invitado permanente al torneo, conversó con EL UNIVERSO.

¿Cómo se vive un momento tan especial como ganar la final de Roland Garros?
Siempre soñé con ganar un Grand Slam. Quizás a los 30 años venía un poquito tarde, no es la edad común para ganar un primer un torneo de ese tipo, pero tuve paciencia y perseverancia para seguir. Y una vez que lo logré, para mí fue la culminación de una gran etapa de mi carrera que me lanzó para hacer otras cosas.

¿Cambió su vida por triunfar en el Abierto de Francia?
Mi vida no cambió. Mi vida seguía un curso normal. Seguí involucrado en el tenis a otros niveles, compitiendo, haciendo clínicas en el exterior, visité lugares donde la gente me aprecia, me estima y me hace sentir bien.

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¿Recuerda qué sintió al vencer a Agassi o cómo festejó?
Fue un momento de alivio, de calma interior, de satisfacción. Pero a la vez fueron algunos minutos, que a pesar de que los viví intensamente, quizás están un poco borrados de la cabeza por la emoción propia de ese instante. Veinticinco años más tarde sigo sin entender mucho de lo que realmente significa.

¿No fue irrespetuoso que Agassi haya dicho en una autobiografía que usted ganó en Roland Garros porque a él se le movía el peluquín mientras jugaban?
Yo tengo un pedazo del pelo de Agassi en mi casa, como parte del trofeo (risas). Lo único que tengo claro es que gané y listo, eso es lo que a mí me interesa.

¿Cómo se portó el público de París en la final, estuvo de lado de Agassi o de usted?
Al principio pudo haber un cierto favoritismo hacia Agassi. Era el chico joven, el rebelde, el que se quejaba del sistema, pero eso fue cambiando a favor del veterano que se había ganado su lugar en el corazón de ellos (los hinchas en Francia) después de tantos partidos que me tocó jugar, incluso contra franceses.

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¿Qué recuerdo tangible tiene de Roland Garros en su casa?
Está la copa, hay libros y publicaciones de Roland Garros alrededor de la biblioteca, gorras. Siempre hay momentos de recoger algo nuevo. También las bolas con las que practicábamos. Pero no solo de Roland Garros, sino de otras muchas cosas del tenis.

Ha transcurrido un cuarto de siglo desde que usted ganó el Roland Garros y ningún otro ecuatoriano ha conseguido un Grand Slam. ¿Es síntoma de crisis en el tenis nacional?
Yo no sé si es que el tenis está en un mal momento o no, o simplemente estuve en un gran momento en esa época y ahí quedó. Es difícil. Estados Unidos es un país que tiene muchísimo dinero y no tiene jugadores dentro del Top 10; Desde Andy Roddick no hay un jugador así. Lo mismo sucede con Francia, que tiene mucha infraestructura, pero no tiene jugadores dentro del Top 10. Tienen una gran cantidad de tenistas que están un poquito fuera del Top 10 y dentro de hasta el Top 50 porque tienen verdaderos programas de trabajo con incentivos en ese deporte. En Ecuador no hemos logrado concretar un plan de desarrollo de popularización del tenis como deporte. Para por algún motivo, pero no sé cuál es.

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¿Pero qué hace falta?
Hace falta popularizarlo (al tenis), más apoyo, mayor capacitación, apertura mental, para entender un poco más este deporte. Esto requiere de mucho tiempo, paciencia, organización económica y sobre todo este es un deporte de presión diaria.

¿Un campeón de Roland Garros qué le inculca a sus hijos, que practican tenis?
Que aprendan a jugar, a competir. Lo que busco como padre es que puedan tener su beca universitaria, que puedan seguir jugando y a la vez puedan tener una educación de primer orden. Que sigan viajando, que tengan la oportunidad de conocer el mundo. De ahí, si a alguno le interesar el tema de competir y de estar en los circuitos, como es el caso de Emilio, estoy para apoyarlo.

¿Qué lo hace diferente a usted de otros tenistas ecuatorianos que no pudieron llegar a donde usted llegó?
No lo sé porque no he tenido la oportunidad de viajar con ellos. Conozco algo (de cómo entrenaban) a Nicolás (Lapentti), a su hermano Giovanni . El entrenamiento es el indicativo de cómo te va a ir. De ahí, cómo lleva cada uno su vida en la cancha, y cómo prepara partidos, cada uno es diferente de otro.

¿Cree que surja otro tenista ecuatoriano que lo supere?
Siempre se trabaja con base en eso. Queremos grandes cambios. (D)

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