La simpática y atractiva Liga Inglesa siempre tiene algo que ofrecer. Aún sin triunfadores, aún sin goles. Reservamos nuestra cuota futbolera del domingo para Arsenal-Chelsea, un choque imperdible por lo que representa como derby londinense de la era moderna (en realidad el clásico capitalino es Arsenal-Tottenham, pero los últimos quince o dieciocho años proclaman al Chelsea como el más ganador de entre los de la ciudad y al Arsenal como su gran rival). Además, el encono entre sus entrenadores Arsene Wenger y José Mourinho -únicos que no se saludan al final de las contiendas- los estilos enfrentados que simbolizan (ataque el primero, catenaccio el segundo), lo hacen un choque de alto interés. Y la tabla, claro. Chelsea puntero, Arsenal segundo y único con posibilidades de arrebatarle la corona liguera. A diez puntos del Chelsea (76 a 66) y con 7 partidos por delante, los ‘Cañoneros’ tenían la última gran posibilidad de descontarles ventaja y aspirar al título. Y más como locales. El 0 a 0 final dejó todo como estaba y la euforia de los jugadores azules refleja que el título ya no se les puede escapar. Con el Manchester United fuera de combate desde la partida de Alex Ferguson, Chelsea se afirma como gran dominador de la cuna del fútbol.

 

¿QUIÉN ES LA ISLA…? Cuenta la historia que, en cierta oportunidad en que una espesa niebla se abatió sobre el Canal de la Mancha impidiendo el tránsito de barcos, un diario londinense tituló, altivo: “El continente ha quedado aislado”. El problema era de Europa. Ahora, en cambio, están futbolísticamente preocupados: los aislados son ellos. La tan alabada Liga Inglesa muestra una sonora incompetencia en torneos internacionales. No hablemos ya de Mundiales, donde no figura en absoluto, sino de Champions League y Europa League. Sus equipos son eliminados con frescura por españoles, alemanes, italianos, portugueses, franceses… y hasta rusos. Liverpool, Chelsea, Arsenal y Manchester City fueron barridos en la Liga de Campeones. Hull City, Tottenham y Everton en la Liga Europa. “¿Qué nos pasa…?”, se preguntan escandalizados los medios. "Los enfermos de Europa", tituló el Daily Telegraph tras el último eliminado, el Everton. "Es una liga muy fuerte, con clubes muy ricos y jugadores muy buenos. Quizás jugar tantos partidos en diciembre pasa factura, no llegamos tan frescos como los clubes de otras ligas", analizan.

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LOS MILLONES NO TIENEN CORRELATO. Recientemente la Liga Inglesa firmó un contrato casi de ciencia ficción: vendió sus derechos de televisión por tres años a cambio de 7.800 millones de dólares. El segundo más alto del mundo después de la NFL, la asociación de fútbol americano de Estados Unidos. Para ejemplificar, el más “pobre” de la Premier (Queens Park Rangers) cobra más que el Atlético de Madrid, el Valencia o el Sevilla. Pero no consiguen sobresalir en Europa. El poderío económico no se traduce en el juego.

 

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MUCHA MOVIILIDAD, POCA CREATIVIDAD. El resultado con menos encanto del fútbol es el empate. Y el más frustrante, el 0 a 0. No obstante, el cero de Arsenal-Chelsea tuvo sus disculpas: se jugaban mucho, se respetaron bastante. La movilidad, la frontalidad y la vivacidad de juego no estuvieron ausentes, pero hubo escasez de ingenio, de llegadas, faltaron luces. Inglaterra ficha buenos jugadores, pero le falta apuntar a los grandes talentos. Por el contrario, perdió a Cristiano Ronaldo y a Luis Suárez, dos grandes que ahora dan brillo a la Liga Española (también a Modric). Quienes hacen el camino inverso son de menos calidad o no han triunfado en España (Cesc, Ozil, Alexis Sánchez, etc.). Eso se nota en la alta competencia.

 

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CHELSEA CON SEIS VOLANTES. No perder ante el Arsenal equivalía para el Chelsea garantizarse el título. Y era su último compromiso de gran riesgo como visita. Mourinho se blindó: alineó a seis volantes y ningún delantero. Ramires, Cesc, Matic, Willian, Hazard y Oscar fueron los encargados de bloquear el medio y tratar de acertar algún ataque. No recordamos un partido en que un técnico salga sin un solo atacante neto al campo. Desde ya no nos agrada, pero es difícil contradecir a un entrenador que a los 52 años lleva ganados 21 torneos, entre ellos, 7 ligas (en cuatro países distintos), dos copas de Europa y una Liga Europa. El mérito es indiscutible. Y la eficacia un adversario duro a la hora de polemizar. Sobre todo para Arsene Wenger, que promueve un fútbol vistoso y ofensivo, pero no consigue cristalizarlo en logros. Y lo peor, no puede contra Mourinho, su verdugo: lo enfrentó 13 veces sin ninguna victoria. El domingo, el Arsenal dijo adiós al título una vez más. Sus hinchas, despechados, dijeron que el fútbol del Chelsea es aburrido, y Mourinho los abarajó: “Aburrido es estar diez años sin salir campeón”. En boxeo a eso se le dice KO.

 

“EL ÁREA ES DEL ARQUERO”. En virtud de esa falsa consigna, se les permite a los guardametas cualquier tipo de agresión hacia los atacantes. El excelente arquero colombiano David Ospina cometió un penal evidente al brasileño Oscar, chocándolo sin pelota de por medio y con fuerza desmedida (pudo haberle roto alguna costilla). Se salvó porque los jueces ingleses tienen un reglamento aparte. Cuando se les cobre penal y sean expulsados escarmentarán. Lo peor es que en muchos centros fallan, caen, simulan que los han cargado, y los jueces pitan tiro libre a favor de los arqueros. Están amparados por la estulticia arbitral.

 

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EL JUEZ ENGORDÓ TRES KILOS. El juez Michael Oliver salió satisfecho del campo: se comió tres penales y una expulsión. Dos penas máximas para el Chelsea y una para el Arsenal (mano enorme de Cahill). Y debió mostrar tarjeta roja a Ivanovic. El serbio es por lejos el mejor lateral derecho del mundo, pero también un martillo, un ablandador profesional de contrarios a base de serrucho. Salió con la misión de domesticar el atrevimiento de Alexis Sánchez, el atacante más peligroso del Arsenal. Y lo consiguió gracias a la pusilanimidad del réferi, que le mostró una benigna amarilla en el minuto 72, cuando ya llevaba la tercera entrada de amonestación. Oliver fue la perla negra de la tarde e Inglaterra es el reino del siga, siga. No se pita nada. Es posible que los jueces ingleses reciban instrucciones de no cobrar para contribuir con la intensidad y la continuidad del espectáculo. Porque lo venden como un show y no se permite el aburrimiento. Pero falta es falta. Y el reglamento es sacrosanto. Al menos debería serlo en el lugar donde lo inventaron.