La Copa Libertadores siempre da la medida de cómo está el fútbol de clubes en América del Sur. Se fue la fase de grupos del preciado torneo; pasaron los primeros 108 juegos (quedan solo 30) y llega el tramo caliente, la recta final hacia el título. Pero la corona no decide ni refleja todo; hay lecturas muy interesantes que dejan las dos primeras rondas. Vale apuntar, de comienzo, los clasificados por país a los octavos de final: 5 brasileños, 4 argentinos, 2 colombianos, 1 ecuatoriano, 1 mexicano, 1 boliviano, 1 uruguayo y 1 paraguayo.

Cuatro niveles. Elaboramos una estadística de cuántos clubes clasificó cada país a octavos, partiendo del 2000, cuando se implantó el actual modelo de Libertadores. El resultado fue este: 1) Brasil, 71. 2) Argentina, 50. 3) México, 30. 4) Colombia, 26. 5) Uruguay, 19. 6) Paraguay, 17. 7) Ecuador, 16. 8) Chile, 13. 9) Perú, 6. 10) Bolivia, 5. 11) Venezuela, 3.

Si medimos todos estos años por títulos, Brasil y Argentina encabezan con 6 conquistas cada uno, y le siguen Colombia, Ecuador y Paraguay con 1. Se advierten cuatro niveles: a) Brasil y Argentina; b) México y Colombia; c) Uruguay, Paraguay, Ecuador y Chile; d) Perú, Bolivia y Venezuela. Esto no significa que un equipo de nivel menor no pueda dar el campanazo algún día. Hablamos de lo que es habitual.

Publicidad

De cuartos en adelante. Si la estadística se basa en clasificaciones a cuartos de final, semifinal o final, las diferencias entre los dos grandes y el resto se profundizan mucho más. Síntoma de que, mientras a nivel de selecciones se acortan distancias, en materia de clubes se agrandan.

Como en la Champions. La composición de los 38 lugares es similar a la de la Liga de Campeones de Europa. España, Inglaterra y Alemania tienen 4 plazas, dos son directas. Polonia, Croacia e Irlanda tienen una; e indirecta. Es lógico reflejo del fútbol de cada uno. Y en Europa se basan en coeficientes. Es tan alto el del fútbol español que es virtualmente imposible que pierda un lugar en, al menos, los próximos diez años. El coeficiente surge de la actuación de sus equipos en la competencia. La consigna es: más lugares para los mejores.

Chile, al fondo. La interpretación de ambas tablas dice, por ejemplo, que el fútbol chileno a nivel de club es bastante más pobre de lo que se puede suponer. La mejoría económica del país nunca se tradujo en poderío futbolístico. Es el octavo entre once. Toda esta Copa para los equipos chilenos fue pésima: fueron eliminados los tres representantes –Colo Colo, Palestino y Universidad de Chile– perdieron los últimos cinco partidos, les marcaron en conjunto 13 goles y ellos no lograron anotar. Jorge Sampaoli, DT de la Selección, acaba de manifestar su preocupación porque “no se ve recambio” en el fútbol chileno. A poco más de un mes de hospedar la Copa América.

Publicidad

Colombia, tercero claro. El fútbol cafetero aparece nítido como la tercera fuerza del continente (reiteramos, a nivel de club), ya con bastante separación de Uruguay. Si hubiese un sistema de coeficientes por rendimiento, Colombia sería el primer aspirante a una cuarta plaza fija, al menos entre los sudamericanos (México es otro). Un detalle importante de esta edición: Nacional y Santa Fe pasaron a octavos ganando sus llaves con autoridad y buen fútbol.

Sorprendente Paraguay. Dentro de la modestia en que se maneja el fútbol guaraní, de su escasa población, es ponderable que haya logrado ubicar dos finalistas en las últimas dos ediciones: Olimpia en el 2013 (cayó ante Atlético Mineiro) y Nacional de Asunción en el 2014 (perdió ante San Lorenzo). Paraguay y Ecuador tienen el torneo interno más reducido de todos: 12 equipos.

Publicidad

Uruguay se quedó. Hasta 1988 (más de la mitad del historial), Uruguay reunía 8 títulos de campeón y Brasil apenas 5. Hoy Brasil suma 17 y Uruguay se quedó en los 8. Y no solo con los brasileños fue cediendo terreno, también con Colombia, Paraguay y Ecuador, medios de los que antiguamente estaba muy por encima. Ni hablar de su comparación con el fútbol mexicano.

Ecuador crece. Está ahí de Uruguay, ya tiene tres clubes importantes como Liga de Quito, Emelec y Barcelona, que reúnen poderío económico y ambición por llegar. En estos 16 años que analizamos, Ecuador se anotó un título, el de Liga de Quito en el 2008. Meritorio.

Más distancia. “Pese a que hay partidos con resultados más estrechos comparado con muchos años atrás, la diferencia entre brasileños y argentinos con los demás países a nivel de clubes se ha extendido”, nos dice Eduardo Álvaro Campos, analista peruano. “En 1991 fue la última vez que se jugó una final sin un representante de esos dos países. Antes había más variedad. Recuerdo que Brasil tuvo una sequía de finales prolongada. En 1984, Gremio perdió la final ante Independiente; desde ese año hubo que esperar hasta 1992 para que otro equipo de Brasil, el Sao Paulo de Tele Santana, llegara a la definición. Ahora el asunto está entre Argentina y Brasil. Si se da la lógica, este año otra vez la Copa quedará en manos de uno de ellos”. Magnífico aporte.

El milagro argentino. Un relevamiento puntilloso del parte del sitio de Internet Futbolistas Argentinos por el Mundo da cuenta que hay actualmente 1.657 jugadores de ese país diseminados en todo el mapamundi. Sin contar los muchísimos entrenadores. Sus clubes venden sin parar. Pese a ello, y a tener presupuestos mucho menores que los de los clubes brasileños, siguen dando batalla. Y siempre van por la corona.

Publicidad

Hay que explorar alternativas para jerarquizar aún más la Copa. Siempre es posible. En lugar de bombardear a brasileños y argentinos hay que instar a los otros a crecer. Y buscar modificaciones que enriquezcan el torneo. Una de las grandes innovaciones (además de los coeficientes por rendimiento) sería extenderla hacia Concacaf. Que no solo sea México, sino todo el continente. Naturalmente, preservando cupos para los sudamericanos, pero agregando equipos y variantes que aumenten la atracción. (O)

Toda esta Copa para los equipos chilenos fue pésima: fueron eliminados los tres representantes –Colo Colo, Palestino y Universidad de Chile–.