El salto del karting a los bólidos de la Fórmula 4, primer paso del largo camino hacia la Fórmula 1, implica un desafío inmenso para cualquier joven. Pero la presión es todavía mayor si se lleva a cuestas el ser hijo del piloto más exitoso de la historia: Michael Schumacher.

Su único hijo varón, Mick, quien hace dos semanas cumplió 16 años, se presenta hoy en el circuito de Oschersleben, norte de Alemania, en una sesión para medios de la F4, creada el año pasado y que –aunque no tiene carácter de campeonato mundial– sirve de promoción a las jóvenes promesas del automovilismo.

Mick tiene títulos que lo avalan por sí solo: es vigente campeón de Europa y subcampeón juvenil del mundo de karts, logros que consiguió con el equipo Tony Kart, en el que su padre dio sus primeros pasos hacia la F1 y en el que terminó siendo piloto de pruebas, tras su exitosa carrera en Benetton y Ferrari antes del retiro en Mercedes.

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Aunque la competencia oficial recién arrancará el 25 de este mes, un centenar de periodistas y fotógrafos se acreditó para registrar hoy el esperado estreno público de quien no ha querido cargar con fama ajena, sino que empezó a buscar la propia desde el anonimato.

Si bien ha recorrido las pistas del mundo, desde pequeño junto a su padre y su tío Ralf, que también era piloto, desde el 2008, cuando este nieto de un mecánico de karts debutó, usó dos seudónimos, Mick Betsch (apellido materno) y Júnior.

Pero este joven de 16 años parece estar ‘condenado’ a mantener vigente el apellido Schumacher, que ahora sí usará.

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“Junto con la oportunidad que tiene, se le sumará la carga extra de tener que lidiar tan pronto con la presión”, adelantó Sebastian Vettel, cuatro veces campeón de Fórmula 1, admirador y amigo de Michael.

Mick, dicen sus allegados, se animó a usar su apellido en homenaje a su padre, con quien esquiaba aquel 29 de diciembre del 2013 cuando sufrió la caída que lo dejó en coma durante meses y de la que se recupera lentamente, en medio del hermetismo familiar. (D)