La felicidad de Barcelona se incrementó, tanto como sus victorias seguidas que desde ayer, tras someter 2-0 al Olmedo en el Monumental, llegaron a seis en la segunda etapa del torneo que lidera con holgura. El sueño de llegar a la final se afianza entre los hinchas amarillos que, sin embargo, a decir de Antonio Noboa, presidente canario, siguen sin acudir masivamente al estadio.

“Estoy triste por la poca asistencia. Esperaba ver por lo menos 40.000 personas”, lamentó Noboa, quien en su comentario reflejó la realidad del duelo: “No fue un partido fácil”. Los olmedinos llegaron con el antecedente de no haber sido derrotados por Barcelona en el 2014, hasta ayer.

Y en realidad fue complicado. Los canarios tuvieron problemas en la primera fase para imponer sus condiciones. No obstante, en el complemento, el gol de Ismael Blanco (49 minutos) abrió el cerrojo riobambeño. José Luis Perlaza (58m) terminó con la resistencia. El cuadro del uruguayo Mario Saralegui se presentó con la consigna de defenderse a ultranza y apostó por al contragolpe.

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Como ha sido habitual en las últimas fechas, Cristian Penilla fue el canario que puso en apuros al rival. Lo hizo con la ayuda de la buena distribución del balón que efectuó Matías Oyola, quien retornó tras una lesión.

Con remates de media distancia, Penilla y Blanco probaron, en más de una vez, al arquero Robinson Sánchez, que estuvo atento a cada acción. La entrada de Cristian Suárez potenció el ataque torero. Y fue el Chivo el coautor de la primera anotación.

Suárez recibió un pase largo de Pedro Velasco y antes de ingresar al área disparó fuerte, lo que obligó a Sánchez a esforzarse para bloquear. El rebote le quedó al argentino, quien con una media tijera espectacular abrió la cuenta.

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Las entradas de Byron Cano, Romario Caicedo y Ángel Cheme no surtieron efecto en el Olmedo. Barcelona dominó y amplió su ventaja. Desde la banda derecha, de un tiro libre, Penilla puso un centro al área y el zaguero Perlaza se elevó y con un cabezazo contra el piso dejó sin reacción a Sánchez. Fue el 2-0.

En los instantes finales Olmedo se descontroló, pero Barcelona erró varias opciones de fabricar una goleada.