El portero Sergio Romero, héroe de Argentina en la semifinal contra Holanda al detener dos de los penales que decidieron la clasificación de su equipo para la final del Mundial, reconoció que los tiros desde los once metros “son cuestión de suerte aunque tenía confianza”.

“No hay ningún truco. Es suerte. Es la realidad. Uno puede ir y no llegar”, explicó el meta del Mónaco, quien fue felicitado por sus compañeros.

“La esperanza está intacta desde el día uno. Estos muchachos no regalan nada. Se han preparado muy fuerte y juegan así”, destacó Romero, que dedicó el triunfo y su actuación a su mamá y a su señora.

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Romero dijo a la afición argentina: “Disfruten este momento, porque nosotros vamos paso a paso. Mañana (hoy) ya vamos a preparar la final (contra Alemania)”, concluyó.

Romero llegó con muchas incógnitas por su último semestre casi sin actividad en el Mónaco, pero ayer rememoró la proeza de Sergio Goycochea en Italia, hace 24 años.