David Villa se despidió hoy de la selección española de fútbol con un gol y un beso, después de una historia de éxito que lo llevó a convertirse en el máximo goleador del equipo de todos los tiempos.

El gol llegó en el minuto 36 del partido ante Australia con el que España cerró algo más que el Mundial de Brasil. El beso, o los besos, se los dio inmediatamente después al escudo del equipo al que siempre fue fiel.

A sus 32 años, David Villa es el único jugador de la mejor generación de futbolistas españoles que había admitido que su carrera en la selección terminaba en Brasil, aunque hoy se ofreció a seguir jugando sin plazo de caducidad.

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"Si por mí fuera estaría jugando en la selección hasta los 55 años", dijo el delantero tras la victoria por 3-0 ante Australia.

"Pero soy realista. Ahora me voy a la Major League Soccer y voy a estar seis meses sin competir".

Antes del Mundial, Villa había expresado ya en una entrevista lo que sentía en su cabeza y sus piernas, que en Brasil jugaría sus "últimos partidos en la selección". "Creo que por edad, por rendimiento y por todo lo que he dado, ya va siendo hora", dijo al canal de televisión "Cuatro".

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Máximo goleador

No llegó a los cien partidos, pero en 97 actuaciones con España le dio tiempo a marcar 59 goles y convertirse en el máximo anotador en la historia del equipo.

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Suplente en los dos primeros partidos de Brasil 2014, la importancia de Villa en la selección hacía tiempo que se había diluido, pero su nombre estará siempre ligado a la mejor época del fútbol de su país, en la que España encadenó dos Eurocopas y un Mundial.

Villa no pudo jugar la final de Viena en 2008 por una lesión en semifinales, cuando el delantero estaba en su mejor momento. Y tampoco participó en la defensa del título europeo en 2012, fuera del equipo por una rotura de tibia de la que no pudo recuperarse a tiempo.

Pero el jugador fue clave con sus goles en la conquista del Mundial de 2010, único ganado por España, y en el surgimiento de un equipo que no sólo tuvo éxito, sino que maravilló al mundo con su juego.

El atacante tuvo que cargar con el peso de quedarse con el número 7 de otro mito del fútbol español, Raúl González, en una traumática transición tras el Mundial de 2006 que estuvo a punto de descabalgar al entonces seleccionador, Luis Aragonés.

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Pero Villa no sólo se quedó con el dorsal, sino que arrebató al ex jugador del Real Madrid un récord goleador que probablemente retendrá durante muchos años. Por detrás de él, Raúl no podrá mejorar sus 44 goles. Torres, que hoy marcó también ante Australia, es tercero con 38, pero probablemente su tiempo en la selección quedó también hoy atrás.

Crecido en el Sporting de Gijón, Villa fue subiendo escalones en su carrera hasta alcanzar las máximas cotas. Con el Real Zaragoza debutó en Primera División, con el Valencia se transformó en una estrella y con el Barcelona ganó todo: dos Ligas españolas, una Liga de Campeones y un Mundial de Clubes.

Después de un año en el Atlético de Madrid a la sombra de Diego Costa, el español decidió dar un giro a su carrera en la recta final.

Hacia Estados Unidos

Antes del Mundial, el delantero anunció su fichaje por el New York City de la MLS, una liga mucho menos competitiva.

La explosividad y velocidad de hace unos años quedaron atrás, pero Villa demostró hoy en Curitiba que el olfato y la pasión por el gol siguen intactos. El tanto de tacón ante Australia dejó una última prueba de su calidad ante el arco rival.

Su andar melancólico y cabizbajo cuando fue sustituido por Juan Mata a los 56 minutos de partido, entre la ovación de los pocos aficionados españoles presentes en el estadio y el reconocimiento de sus compañeros, mostró la resignación de un profesional que acepta el fin de una etapa, pese a que no lo desea.