Por Jorge Barraza (jbarraza@uolsinectis.com.ar)

Casi sin transpirar, caminando, guardando en el banco reservas oro (Schweinsteiger, Schürrle, Klose, Podolski), Alemania le pasó la escoba a Portugal y de paso le avisó al resto, como el león que lanza un rugido para que toda la selva escuche y tiemble: 4 a 0. Parecía un amistoso previo, pero fue por el Mundial. Dos cosas quedaron claras tras el primer compromiso del grupo H: a Alemania le sobra, a Portugal le falta.

Esperábamos un choque más proporcionado, no lo hubo. Al no haber equivalencias, se trunca el análisis profundo. Alemania respondió a las evaluaciones previas: es candidato. A Portugal le va a costar horrores obtener puntos frente a Estados Unidos. Para peor, se quedó sin Coentrao y sin Pepe. Cristiano Ronaldo tuvo una tarde fantasmal.

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Thomas Müller, casi bostezando, hizo tres goles y ya lleva 8 en dos Mundiales (este recién empezando), Y con apenas 24 años. Ya en Sudáfrica, en el primer partido, se vio la enorme categoría del volante-delantero.

* AGARRÓN ES PENAL. El primer gol alemán llegó vía un penal que cometió Joao Pereira a Mario Gotze. En muchos medios se discutió la falta, pero no puede existir la menor duda. El portugués intentó de todas formas sofrenar al joven del Bayern. Y tras varios manotazos, finalmente lo sujetó lo suficiente como para hacerlo caer. Sin el impedimento, Gotze hubiese podido rematar al gol. Si el impedimento es ilícito, es penal. Cabe felicitar al juez serbio Milorad Mazic. No dudó un instante y sancionó. La FIFA, además, alertó de que se pondría énfasis en los agarrones. El hincha -y sobre todo la prensa- deben acostumbrarse a que lo ilícito es punible. Si los jueces dejan pasar el agarrón, el fútbol habrá perdido una batalla importante: luego habrá decenas en cada pelota parada.

* PEPE, AFUERA. Mazic tuvo otro gran acierto: expulsar a Pepe. Primero le tiró un manotón a Müller, luego, cuando este cayó, lo fue a amedrentar. Pero acá no está en España, no lo protege la camiseta. Y vio la roja. Brillante. El fútbol está hastiado de las agresiones y del matonismo de Pepe.

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* ADECENTAR EL JUEGO. Maxi Pereira, el combativo lateral uruguayo expulsado ante Costa Rica, también debiera recibir un castigo ejemplar. Pegó una patada salvaje cuando ya el 3 a 1 en contra era irremediable. El atacante costarricense no lo provocó de ninguna forma. Pereira pegó de impotente. Hay que limpiar el Mundial de estas actitudes.

* UN ACIERTO: EL AEROSOL. La implantación (a nivel universal desde esta Copa), del aerosol para delimitar la distancia en las barreras, es un avance magnífico del fútbol. Está probado que da resultado: los jugadores no se pasan de la raya y esto acrecienta la posibilidad de ver goles de tiro libre. Los adelantamientos de las barreras nos han robado miles de goles a lo largo del tiempo. Muy positivo.

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* ¿MIEDO A QUÉ...? Si bien no es la favorita principal a ganar el título, Argentina tiene argumentos que permiten ilusionar. Para empezar, Messi, el as de oro, por lejos el mejor del mundo. Y algunos de sus socios de ataque, como Agüero, Higuaín, Di María, cartas con las que se puede apostar.

Más de 40.000 argentinos coparon el Maracaná, ilusionados con el cuarteto imperial. El tono que marcaban los hinchas fue reflejando lo que era el equipo. Comenzaron atronando con sus cánticos y se fueron silenciando de a poco; la selección los iba apagando. Porque al público lo enciende el juego del equipo, nunca es al revés.

Pero el equipo no es responsable, los jugadores no se ponen solos, es obra del técnico. Sabella plantó 5 defensas bien atrás para marcar a un sólo atacante bosnio: Dzeko. Y no alineó a Higuaín. Sacó a Gago, que otorga claridad en el medio y se junta bien con Messi. Un respeto desmesurado hacia Bosnia, debutante en los Mundiales, futbolísticamente de tercer orden. Faltaron candados, trabas, rejas y alarmas. ¿Cómo será frente a Holanda, Alemania o Brasil...?

Tan insólito y timorato planteo le cayó del cielo a Bosnia: de temer a Messi y compañía pasó a comandar el juego, a aventurarse ofensivamente. Y mostró un rostro más bello que el de Argentina, que compuso un primer tiempo de espanto.

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* CAMBIÓ SABELLA Y APARECIÓ MESSI. El DT sacó un defensa (Campagnaro), agregó un delantero (Higuaín) y cambió el juego. Se encendió Messi. Leo es un jugador de conjunto, necesita estar rodeado de gente que comulgue con su idea, tocar, buscar, triangular, hasta que ve el espacio y el momento de larzarse al gol. Fue lo que aconteció en el segundo tiempo. Ahí apareció el crack en su dimensión, se vitalizó, encaró, marcó un golazo, se desahogó.

Ganó Argentina en el debut. Igual, quedó entre signos de interrogación. El responsable, su entrenador (en conferencia de prensa reconoció: “Fueron errores míos”). Pero ayer los jugadores le bajaron un mensaje tajante: “Así no debemos jugar más”. La autoridad futbolística del entrenador quedó totalmente menoscabada.

* NI CERCA DEL GOL. El Mundial venía extraordinario: 12 partidos, ningún empate y 41 goles (3,42 por juego, lo mejor desde Suecia 1958). Hasta que jugaron Irán y Nigeria. Lejos, lo peor del torneo. Confirmaron por qué nadie quería entradas para ese partido. De los iraníes no se esperaba mucho, pero de los africanos hace treinta años venimos escuchando que son la potencia del futuro. No lo compartimos. Se trata de un fútbol puramente físico, a ratos emocional, pero no inteligente, por eso nunca se les advierte una táctica. Y aparte carecen de fundamentación técnica. No dominan la pelota, la atropellan, carecen de precisión, corren como alocadamente. La limitación técnica la reflejan, sobre todo, en el remate, casi siempre son defectuosos. Nigeria no mostró nada y Ghana apenas batalló frente a Estados Unidos. Costa de Marfil, en cambio, gustó frente a Japón. Pero, claro, Yaya Touré y Didier Drogba son marfileños. Con apenas dos cracks así ya se puede intentar algo mejor.