"Siempre hubo comentarios, los hay y los seguirá habiendo, y siempre que se habló del Mundial de Argentina se habló de los militares, del partido con Perú y siempre son los mismos temas. Pero la verdad es que el equipo era muy bueno".

Mario Alberto Kempes fue sin dudas el emblema argentino en el Mundial que el equipo dirigido por César Luis Menotti consiguió en 1978 en casa, pero 36 años después el torneo sigue marcado en gran parte por la dictadura del general Videla.

El 'Matador' Kempes reconoció a dpa que los jugadores estaban "muy aislados" en su lugar de concentración, y que por eso eran ajenos a todo lo que el Gobierno militar estaba haciendo durante la dictadura, que dejó como triste saldo entre 15.000 y 30.000 desaparecidos.

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El atacante argentino, de 59 años y máximo goleador del aquel torneo con seis tantos, sigue convencido de que el primer título mundial de Argentina se ganó en buena lid, fruto del "hambre de gloria" de los anfitriones.

Las dudas persiguen, sin embargo, al 6-0 que Argentina infligió a Perú en la segunda fase. Anfitriones y brasileños llegaron al último choque empatados a puntos, pero con los brasileños con un gol más. La "verdeamarelha" jugó horas antes que Argentina y venció 3-1 a Polonia. Los locales, conocedores ya del resultado de su rival directo, necesitaban un 4-0, pero arrollaron a Perú en un choque en el que muchos vieron una "traición al fútbol".

Nunca se llegó a demostrar nada, pero las sospechas fueron masivas y se llegó a hablar abiertamente de sobornos y de influencias políticas al más alto nivel.

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"En fútbol se gana y se pierde, cuando uno gana con dignidad tiene que saber perder igual", dijo a dpa el exfutbolista peruano Teófilo Cubillas, el 'Nene'.

"Nadie esperaba ese resultado, y aún menos nosotros. Son cosas del fútbol, pero nunca voy a aceptar que se diga que fuimos para atrás. Yo estuve ahí", insistió el mejor jugador histórico de su país."¿Presiones del gobierno peruano? No. Ninguna, ninguna, ninguna".

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Argentina jugó la final contra Holanda y se impuso por 3-1 en un magnífico partido que necesitó de una prolongación para definirse. Después de perder la final del 74 ante Alemania, los holandeses se clasificaron por segunda vez consecutiva para el partido decisivo pese a la ausencia de Johan Cruyff, su gran estrella, que adelantó su retirada para no tener que acudir a Argentina.

"La gente en Holanda no quería que fuéramos, pero era un Mundial, y teníamos que jugarlo. Nosotros, repito, estábamos contra la dictadura de Videla", dijo a dpa Johanes Rep, uno de los jugadores 'oranje' clave.

"Tras perder la final no le dimos la mano a Videla, era un dictador, no nos gustaba".

"La gente argentina era amigable, claro que cambió antes de la final. Tuvimos un poco de miedo antes de esa final, incluso llegamos a pensar que lo mejor era no ganar", aseguró el delantero, autor de tres goles en el Mundial.

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"El miedo era a la gente y al gobierno. Efectivamente, no podíamos ganar. En la cancha también lo sentimos, el árbitro no era totalmente limpio. Se lo veía en pequeñas cosas, pero creo que él también sintió que nosotros no debíamos ganar".

Sin embargo, la historia pudo ser muy distinta si el disparo de Robby Rensenbrink en el último minuto hubiera movido las redes del arquero Ubaldo Fillol en lugar de estrellarse en el palo.