Envuelta en el más absoluto hermetismo, Colombia llegó la noche del sábado a la capital argentina para encarar la recta final de sus entrenamientos para el Mundial de Brasil y a la espera de que un milagro le permita contar con su astro Radamel Falcao, quien se recupera de una delicada lesión.

Tras los trámites migratorios de rutina, el plantel que dirige José Pekerman salió del aeropuerto de Ezeiza directamente en un bus y sin hacer declaraciones. Se dirigieron al cuartel general de Colombia en Los Cardales, a unos 60 kilómetros al norte de Buenos Aires, donde se quedaría hasta el 7 u 8 de junio para luego viajar a Brasil.