Por: Ricardo Vasconcellos R. | rvasco42@hotmail.com

En 1966, el futbolista de 9 de Octubre impresionó a la escuadra de Brasil, que lo usó como refuerzo ante Emelec en un amistoso. Quiso llevárselo dos meses a prueba, pero sin sueldo, y Guerrero no aceptó.

Era un pelotero nato. Con la de trapo, la de índor y la número 5. Lo vi desde que era chiquillo en la zona de Luq San (Luque y Santa Rosa), donde jugaba a diario asombrando por su habilidad. Lo tuve después de compañero en el Vicente Rocafuerte, compartiendo el balón con los libros junto a sus inseparables Juanito Moscol, Antonio Troncoso –que fue arquero de Norteamérica–, Mesías Andrade y Ramón Álvarez, con los que Félix Pelusa Guerrero armaba el equipo que casi siempre enfrentaba al que armaba Tomasito Jordán, con otros cracks como Cabecita Castro, Teodoro Ruiz, Efrén Cobos y Rubén Mantilla.

Publicidad

Ese inolvidable dirigente que fue don Antonio Lanata lo llevó en 1956 a los juveniles de Luq San y en 1958 pasó a Favorita, aquel equipo de la serie de ascenso que armó Alberto Vallarino con Galo Solís, Enrique Cantos, Luis Jurado, Otón Chávez, Adulfo Patita Estrella, Cristóbal Jalón y otras figuras en una mezcla de experiencia y juventud. Favorita fue campeón y se ganó el derecho a jugar en primera, pero sorpresivamente la empresa patrocinante le quitó el respaldo y Vallarino, desilusionado, disolvió el equipo.

En 1959, Guerrero fue a parar a 9 de Octubre. Un compañero de Favorita arregló la transferencia. Pelusa firmó y le dieron 800 sucres (unos 45 dólares de la época). Después supo que los octubrinos habían pagado 2.000 sucres y que su compañero se había quedado con el vuelto.

Guerrero brilló de entrada en su nuevo equipo. Tenía gran compañía: Saturnino Ortiz, Mario Rodríguez, Blindín Paredes, Luis Sernaqué, Santiago Osorio y un armador inteligente, de aquellos cracks que con el número 10 en la camiseta daban cada domingo una clase de habilidad y sapiencia: Humberto Barreno, proveniente, como Pelusa, de un equipo disuelto: Unión Deportiva Valdez. Aquel 1959 Guerrero formó parte del mejor equipo de fútbol de la era de los certámenes intercolegiales: el Vicente Rocafuerte que ganó el título sin perder un partido, con 48 goles a favor y ninguno en contra.

Publicidad

En 9 de Octubre fue parte de grandes formaciones que armaba Gustavo Mateus con el concurso de entrenadores de fuste: Gregorio Esperón, Teodolindo Mourín, Chompi Henríquez y el argentino Mario Papa, portada de la revista El Gráfico como goleador, años antes, en San Lorenzo de Almagro. A veces, cuando el partido no se podía resolver, Papa se alineaba él mismo para formar una artillería con Vicente Montaño, Guerrero, Barreno y Armando Chivo Echeverría, un excelente puntero zurdo comprado al Caupolicán. Esa temporada los octubrinos fueron vicecampeones del torneo de la Asociación de Fútbol. En 1964, Mateus hizo dos de sus mejores adquisiciones: los uruguayos Víctor Guaglianone, que había jugado tres años en Lazio, de Roma, y Cirilo Fernández. La delantera quedó en el recuerdo: Fernández, Guerrero, Guaglianone, Barreno y Echeverría.

En 1965, 9 de Octubre fue vicecampeón nacional y se ganó, por primera vez en su historia, el derecho de jugar la Copa Libertadores de América. Guerrero debutó en la Copa el 30 de enero de 1966, ante Emelec en el estadio Modelo.

Publicidad

En abril de 1966 llegaron a Guayaquil Flamengo y Corinthians, ambas escuadras de Brasil, para jugar un cuadrangular amistoso con Barcelona y Emelec.

En aquel tiempo no existían los representantes de futbolistas que acercaban nombres a los clubes. Tampoco existían el video ni las transmisiones de los encuentros de fútbol vía satélite. Sin embargo, los dirigentes de Flamengo se acercaron a Gustavo Mateus para preguntar por Pelusa Guerrero. El dirigente porteño abrió las puertas a una posible transferencia de su jugador que podría ser el primer ecuatoriano en integrar un equipo de Brasil. Para ver en acción al joven interior derecho guayaquileño Flamengo pidió que Guerrero actuara como titular en el partido que iba a jugarse el 21 de abril, ante Emelec.

El marcador final fue 2-2 con buen rendimiento de Guerrero. Flamengo volvió a la carga y planteó a Mateus llevarse al jugador “a prueba” durante los dos meses que iba a durar la gira de los cariocas por Colombia, Venezuela, Centroamérica y México, luego de lo cual se hablaría del fichaje definitivo. Guerrero, seguro de sus facultades, aceptó y el club octubrino también.

Pelusa arreglaba ya las maletas para partir cuando se le ocurrió que debía preguntar por el sueldo que iba a ganar. Acudió a la oficina de Mateus, en 9 de Octubre y García Avilés, y de allí llamaron al hotel Majestic donde se alojaban los dirigentes brasileños. La respuesta fue: “No va a ganar sueldo hasta que se haga el pase. Solo vamos a pagarle el viático que ganan todos los jugadores”. Allí se cayó la posibilidad de pasar al mayor ídolo del balompié de Brasil. Guerrero no aceptó la original propuesta y siguió en 9 de Octubre, pedido luego como refuerzo por Barcelona en el partido ante Milan, de Italia. En el torneo de la Asociación de Fútbol fue el máximo anotador de 1966, con 9 goles.

Publicidad

En 1967 pasó a Barcelona donde actuó toda la temporada a préstamo, pues Gustavo Mateus nunca quiso transferirlo a un equipo local. En 1968, también a préstamo, pasó a Emelec y jugó la Copa Libertadores con Beltrán Sosa, Jorge Bolaños y Armando Echeverría en la delantera.

Félix Pelusa Guerrero ya pasó la barrera de las siete décadas, pero no ha olvidado que pudo haber militado en Flamengo.

Guerrero jugó Copa Libertadores con 9 de Octubre y con Emelec, como refuerzo. También fue prestado a Barcelona, para un amistoso en Guayaquil, con Milan.