Brazadas al viento

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Cada que vez que acudo a las oficinas de la Federación Ecuatoriana de Natación (FENA), aledañas al edificio del Comité Olímpico Ecuatoriano (COE), debo transitar, obligatoriamente, al pie de un monumento que pasa inadvertido.

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No solo ha sido olvidado en el tiempo sino que, con la regeneración de la avenida de las Américas, ha quedado “preso” tras las rejas. Con esa figura, que es literal, siento el clamor en las voces de los que no mueren, diciendo desde la eternidad que esa situación es indigna para nuestra memoria deportiva.

En 1963, cuando se cumplieron 25 años de la primera hazaña deportiva ecuatoriana, al ganarse el Campeonato Sudamericano de Natación, en Lima 1938, un grupo de ilustres ciudadanos, dirigentes y periodistas resolvieron perennizar dicha gesta con un monumento. Lo colocaron en el sitio más representativo del deporte, que para entonces era la explanada del estadio Modelo, hoy llamado Alberto Spencer.

Con bombos y platillos se hizo la inauguración y en el monumento se colocó una placa de bronce, hoy ennegrecida por el hollín de los miles de autos que pasan a diario y nadie la nota.

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La placa del monumento en mención reza así: “La Federación Deportiva del Guayas ofrece a la Patria las glorias del deporte guayaquileño simbolizadas en este monumento que conmemora el XXV aniversario del campeonato de natación obtenido por cuatro nadadores guayaquileños en Lima, el año de 1938, iniciando con esta hazaña continental el camino de la fama del deporte ecuatoriano”.

“La Federación Deportiva del Guayas y el Círculo de Periodistas del Ecuador recomiendan a la posteridad los nombres de Carlos Luis Gilbert Vásconez, Luis Alcívar Elizalde, Ricardo Planas Villegas y Abel Gilbert Vásconez, que inician la galería de la fama deportiva que otros guayaquileños continuarán para orgullo del país. Sus nombres serán la senda luminosa que guíe a la juventud ecuatoriana en ascenso constante hacia la meta de la gloria eterna. Guayaquil, marzo 26 de 1963”.

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En los próximos días trataré de hablar con la presidenta de la Federación Deportiva del Guayas para manifestarle algunas inquietudes sobre el deporte de la provincia, y también para sugerirle la reubicación del monumento.

Fedeguayas debe rescatarlo, conjuntamente con otros que corren la misma suerte que este, para que todas las personas puedan admirar, leer y enterarse de lo que sucedió en aquella hazaña de los Cuatro Mosqueteros del Guayas, hace 75 años. Así se sentirán orgullosos de esos guayaquileños

Tuve el honor de conocer a todos esos caballeros, confraternicé con ellos en diferentes etapas de mi vida, en la casa de uno de ellos –padre de una compañera de escuela– en Miraflores, otro como dirigente de natación y de los dos restantes confirmé que tenían madera de guerreros.

Es una obligación que un guayaquileño conozca todos los logros conseguidos por deportistas de nuestra provincia, no solo los de fútbol. Así como el grupo literario se encuentra en el Malecón del Salado, junto al colegio Vicente Rocafuerte, plantearía reubicar el monumento de los nadadores campeones en Lima.

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Podría ser en la avenida Carlos Julios Arosemena, al finalizar el Parque Lineal, frente a la Universidad Católica, lugar de paso obligatorio de gente joven, universitarios y ciudadanos adultos que cruzan para hacer ejercicio. Allí hay espacio suficiente para que los diferentes monumentos, placas o bustos relacionados con el deporte puedan ser apreciados

Estoy casi seguro de que el alcalde Jaime Nebot acogerá favorablemente esta iniciativa. Podría formar una comisión, junto con la Fedeguayas, o designar a personas ilustres del Cabildo para que den vida a este proyecto, que hoy “bracea al viento”.