El buen ambiente reinó ayer en el vuelo que trajo de vuelta a la selección nacional desde Santiago de Chile. El plantel se dividió en Guayaquil, donde se quedaron los jugadores de Barcelona y Emelec, además de varios legionarios que debían regresar a sus clubes de origen, mientras el resto del grupo y cuerpo técnico finalizó el viaje en Quito.

En la pista del aeropuerto Mariscal Sucre, un arco de agua recibió al vuelo de la Tricolor, que regresó con el boleto al Mundial.

Para los jugadores, la tarea no termina con la clasificación, “hay que prepararse bien cada uno en su club, trabajar para ser considerado por el técnico", dijo Jaime Ayoví, algo que ratificó el técnico Reinaldo Rueda, quien apuntó al cuidado personal.

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“Con la clasificación se pudo retribuir a la Federación la confianza depositada en nosotros, pero hay mucho por trabajar y mejorar. Es un gran reto que se viene y ojalá Ecuador sea protagonista en Brasil, pero faltan ocho meses en los que hay que cuidarse”, dijo Rueda.