De la pena, tristeza y alegría

Otón Chávez ochavez@parquedelapaz.com Clasificar ante Universidad Católica es un sueño. Los milagros se producen cuando uno se porta bien y los dos expulsados azules –John Narváez y Osbaldo Lastra– se portaron mal. También hay tristeza por la muerte de Cuto Morán. Emelec está virtualmente fuera de la Copa Sudamericana. Se topó con Universidad Católica, de Chile, y perdió feamente (4-0). Al comienzo del juego, y pasados los primeros 15 minutos, donde el puntero chileno tuvo más tiempo la pelota, los eléctricos comenzaron por emparejar el juego. Pero, oh sorpresa, cuando los azules atacaron masivamente en un contragolpe, la defensa quedó malparada y se produjo el primer tanto.De allí para adelante se produjeron dos feas expulsiones (John Narváez y Osbaldo Lastra), muy justas, y el equipo quebró. Es verdad que el defensa chileno Alfonso Parot trató mal a Marcos Mondaini y Enner Valencia, pero en el fútbol el mejor desquite frente a la rudeza es jugar mejor que el rival. La posibilidad de Emelec de clasificar contra esta Católica es un sueño. Los milagros se producen cuando uno se porta bien y los dos expulsados se portaron mal. Emelec debe dirigir sus baterías y mejores esfuerzos al campeonato ecuatoriano y punto.Pasemos de la pena eléctrica a la tristeza basquetera. Cuando yo era joven y paraba en la gallada de Boca-9 (Boyacá y 9 de Octubre), en esa cuadra, hacia Escobedo, había un edificio de madera de tres pisos, al lado del actual Club Metropolitano. Ahí vivían algunas familias, amén que allí funcionaba radio Cenit, de Washington Delgado Cepeda. Pero desde uno de aquellos departamentos bajaba todos los días un caballero de alguna edad, todo vestido de blanco incluyendo sombrero de paja toquilla y un bastón en mano.En el barrio lo conocían, festejaban y saludábamos a Don Eladio, y él devolvía con alegría y chistes los saludos. Y también sabíamos que era el padre del gran basquetbolista Justo Cuto Morán, porque sin dejar la elegancia, asistía al coliseo Huancavilca para completar la barra por su hijo que jugaba básquet.En aquellos años, hablo desde 1942 a 1954, la rivalidad dura y pareja la tenían las escuadras de Ferroviarios, de Durán, con Álvaro Aparicio, Gonzalo Aparicio, el gran capitán Luis Aparicio. Es decir, un terceto de hermanos bien secundados por Pablo Sandiford, Samuel Cisneros y Herminio García. Repito, la rivalidad tú a tú era con el Athetic Club, que tenía una formación de lujo con Cuto Morán, Alfonso Quiñónez Bonito, Raúl Nene Guerrero, Alfredo Arroyave, Fortunato Cholo Muñoz, de maravillosa técnica. Repito los duelos de básquet entre Ferroviarios y Athletic fueron legendarios en reparto de títulos y triunfos por más de una década, interrumpidos por un año que fue campeón LDE.Posteriormente, en 1952 Cuto paso al Emelec con Alfonso Quiñónez y formaron un quinteto de maravilla agregando a Martín Díaz-Granados, Servio Cabrera; Gonzalo Cevallos, José Carbo y Mauro Intriago Dunn, quienes lograron tres campeonatos seguidos (1955-1956-1957). En 1957 Guayas logró el sexto título a costillas de Pichincha y el que metió el aro del triunfo fue Cuto Morán y lo secundaron Quiñónez, Mario Shippa, Pablo Cabanilla, Pablo Sandiford, Gonzalo Cevallos, José Carbo, Gregorio Loor, Hernán Jiménez, Servio Cabrera, Martín Díaz-Granados, Carlos Valle y Pío Sandiford. No pregunten, en esos tiempos Guayas fue el único campeón nacional y Cuto jugó en los certámenes de 1946 (Quito), 1949 (Portoviejo), 1952, (Quito) y 1957 (Guayaquil).Morán jugó en el VI Sudamericano, en Guayaquil; el VII en Río de Janeiro (donde le ganamos a Perú y Argentina por primera vez); al VIII no asistimos, pero sí al IX, en Cúcuta en 1955.Ecuador asistió al primer Campeonato Mundial de Básquet, en Buenos Aires en 1950, y se le ganó a Yugoslavia y España. Se perdió con Egipto, Francia y Perú, por cinco puntos.Cuto Morán los jugó, pero también debemos resaltar que Fortunato Muñoz, catalogado como uno de los basquetbolistas más técnicos de ese torneo.Estos recuerdos los hago en memoria de quien falleció hace pocos días: Justo Cuto Morán, que enluta al básquet porteño y especialmente a su sobrino Bonifacio Morán, quien fue gran beisbolista, y ya retirado jugó softbol contra Aruba hace pocos años; ahí fuimos compañeros de equipo.Un abrazo, Bonifacio. Yo jamás olvido a mis grandes amigos en el deporte. El fallecimiento de Cuto, un caballero en la cancha y en la vida, me produjo una inmensa tristeza. Le hago llegar a toda su familia mi solidaridad.

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