Por Jorge Barraza
jbarraza@uolsinectis.com.ar

Primero el jugador: Gerardo Martino fue un “5” de clase, técnica pura, clarividente distribuidor de juego, pisaba la globa, amagaba y la pasaba limpia al compañero mejor ubicado. A favor de su dominio del balón, lo fueron adelantando en el campo y terminó de “10”, urdiendo maniobras de ataque. Así le sirvió goles a Batistuta, entre otros. Con 505 partidos, es el jugador de más presencia en la historia de Newell’s Old Boys, su gran amor en el fútbol. Amor correspondido: una tribuna del estadio Marcelo Bielsa lleva su nombre.

Fue ese cariño el que impidió que hoy fuera el técnico de Colombia. La dirigencia lo quería sí o sí para sustituir a Leonel Álvarez. Los abogados tenían el contrato redactado. ¿Qué pasó...? Lo cuenta Luis Bedoya, presidente de la Federación: “Le habíamos ofrecido el cargo y estaba todo listo para la firma, pero al encontrarnos en Buenos Aires para cerrar el trato se excusó muy cortésmente diciendo que en ese momento se debía a Rosario, a su ciudad y a su club, Newell’s. Que la gente le iba a golpear la puerta de su casa pidiéndole que se quedara ahí, porque Newell’s estaba en peligro de descenso. Y él quería dar una mano. Y se quedó pese a que le ofrecimos un contrato muy superior a lo que podía ganar en Newell’s. Me alegra por él este paso que da hacia el Barcelona, porque se lo nota una gran persona”.

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Pero el final fue feliz para todos. Colombia entonces contrató a Pekerman y Martino salvó del descenso al cuadro rojinegro ganando el título, todo en un solo viaje. Simultáneamente lo puso en la semifinal de la Libertadores.

Hoy, Martino se convierte en el cuarto técnico argentino de la historia del Barça (los anteriores fueron Helenio Herrera, Roque Olsen y César Luis Menotti). ¿Cómo es el Tata Martino...? Tiene de Pekerman la calidad humana, cae bien por su sobriedad, su sencillez; de Bielsa, la contracción al trabajo; de Carlos Bianchi, el criterio, la lógica. Y un punto en común con Guardiola: el manejo del vestuario. A Martino nunca se le generó un conflicto. Se relaciona muy bien con el jugador, le habla poco, claro y frontal. Lo que siempre pide el futbolista. Quienes han pasado por sus manos lo ponderan y recomiendan. Justamente a comienzos del 2009 le hicimos una entrevista y nos dejó una frase con la cual titulamos la nota: “Lo más importante de un técnico es el manejo del grupo”. Y ese es su fuerte.

Sus antecedentes son impecables. Tres veces campeón en Paraguay (dos con Libertad y una con Cerro Porteño), clasificó a la albirroja al Mundial, del que se recuerda el partido de cuartos de final, cuando estuvo cerca de eliminar a España. Y luego lo de Newell’s, al que tomó en terapia intensiva y lo llevó a la vuelta olímpica. Pero el Barça es algo muy grande, es subir cinco escalones de una vez. ¿Podrá con un plantel que cuenta con Messi, Xavi, Iniesta, Neymar, Cesc, Puyol, Piqué, Dani Alves...?

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Sobre el fútbol que identifica a Martino hay opiniones no solo diversas, sino incluso antagónicas. Unos lo tildan de defensivo, otros alaban su fútbol de ataque y posesión de balón. Ocurre que fue pragmático.

En Paraguay disponía de un plantel apenas discreto, sin demasiado vuelo. Y lo tornó en un combinado eficiente, sin brillo, aunque difícil de vencer, trabajaba bien los partidos, presionaba mucho en el medio para generar el error adversario. Y clasificó ganando 10 partidos, apenas un punto abajo de Brasil, primero en esa carrera.

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Le preguntamos cómo se definiría como técnico. “No tengo misterios –respondió–. Me adapto a los jugadores que tengo, no estoy apegado a una forma de jugar, sí me gusta que mis equipos salgan a proponer el partido. Mi equipo nunca va a estar pensado para esperar el partido, aunque si por las circunstancias debe hacerlo, tiene que estar preparado”.

Se repite mucho que “Gerardo Martino es un técnico trabajador”, le dijimos. ¿Qué es un técnico trabajador?: “¿La verdad...? No lo sé –dice con su habitual sinceridad–. Para mí, si es trabajador o no lo marca el juego del equipo. Porque no hay quién controle si yo estoy en el entrenamiento, si vengo a la oficina, si miro videos, si hago evaluaciones”.

Se lo emparenta en el estilo con Bielsa, pero él lo desestima: “No, no es así. Me relacionan porque estuvimos juntos en Newell’s. Sí es mi máximo referente profesional y humano, un grande. Tenemos muy linda relación, y cuando necesito una opinión, un consejo, lo busco”.

Por desconocimiento absoluto del personaje, el anuncio de su llegada ha generado un rechazo feroz, casi agraviante en Barcelona. Al punto de que Johan Vehils, director del diario Sport, ha pedido paciencia al conjunto de los catalanes.

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Lo han tratado casi como un subnormal que viene a hacerse cargo del Everest del fútbol. Eso pasa cuando el orgullo degenera en arrogancia. No han pensado que Martino llega del país de Di Stéfano, de Maradona, de Valdano, de Messi, de Menotti, Fontanarrosa, Sívori, Kempes, del mismo Helenio Herrera... Cuando lo conozcan, los cautivará por humildad, por ubicación. Si triunfa son cinco centavos aparte. Se verá.

Lo que decimos siempre: por el técnico hablan sus equipos. Ya sabremos en un par de meses qué cuenta el Barcelona sobre Martino. Pero ha tocado el cénit, ¡lo contrató el Barça! El sueño de cualquier entrenador. Y no hizo gestiones para entrar: lo fueron a buscar.

Si un técnico es trabajador o no lo marca el juego del equipo. No hay quién controle si yo estoy en el entrenamiento, si miro videos, dice el Tata Martino.