Neymar se consagró como figura de Brasil, tras la obtención de la Copa Confederaciones, por su juego cargado de genialidad y espectaculares acciones.

Sonrisa de adolescente, aretes en las orejas y peinado excéntrico, el flamante atacante de 21 años, fichado por el Barcelona, se movió a sus anchas en áreas rivales y condujo a Brasil al cuarto título al vencer 3-0 a España, el domingo pasado.

El joven crack dijo que su objetivo “no es ser el mejor del mundo, sino jugar en las mejores competencias del mundo” con el Barça y su selección.

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Hábil y veloz, las gambetas de Neymar son una especie de baile, que terminan humillando a los defensores.

Neymar se impuso rápidamente como el ícono de un Brasil huérfano de un gran artista desde que palidecieron Ronaldo, Ronaldinho o Rivaldo.

El astro, que arribará a España coronado como el ‘nuevo Pelé’, buscará brillar con la camiseta catalana junto al argentino Lionel Messi, el mejor jugador del mundo, al que seguramente sueña con reemplazar un día.

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Llegó a la Copa Confederaciones estrenando la 10 y con un ayuno de nueve juegos sin anotar gol. Pero el seleccionador Luiz Felipe Scolari nunca perdió las esperanzas en la joya y no dudó en llamarlo “genio” del campo, que calló, con sus magníficas jugadas, a sus críticos, que insistían en que el crack no mostraba en la Auriverde las notables cualidades que lo consagraron en el Santos.

Además de ser calificado como el “futuro Pelé” por la revista Times en febrero, Neymar ya respondió sobre la presión: “Es parte del trabajo, es una responsabilidad, pero es sabrosa”.