Hace un año el beisbolista Yasiel Puig estaba en casa de sus padres en Cienfuegos, Cuba, sin poder jugar, lleno de angustia y preocupaciones por una suspensión en represalia por intentar abandonar la isla. Desde entonces se embarcó en una vertiginosa intención de desertar con el propósito de buscar la posibilidad de jugar en Estados Unidos.

Puig se convenció de que la única opción era salir por cualquier camino. Para no alargar el cuento, desembarcó en las playas de Cancún, México, y ayudado por representantes de peloteros consiguió visa de residencia mexicana, lo que le permitió ser contratado por siete temporadas y $ 42 millones por los Dodgers de Los Ángeles, sin violar el embargo que recae sobre la perla antillana.

Puig pasó pronto a las academias y sucursales. En el entrenamiento de primavera de este año fue invitado al equipo grande, pero tenía por delante a peloteros que cubrían las mismas posiciones de jardines como Matt Kemp y Carl Crawford, por quienes los Dodgers habían pagado más de $ 50 millones, por lo que fue bajado a la categoría doble AA. Se estimaba que el próximo año quizás subiera a las Mayores. El destino tenía algo bueno para este cubano. Ocurre que los dos jardineros en mención se lesionaron, por lo que fue llamado de urgencia al equipo de Grandes Ligas.

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De modo que la llegada de Puig fue más rápido de lo soñado. Y vaya que ha sido un sueño realizado de manera extraordinaria. En el primer juego bateó dos hits en cuatro turnos; en el segundo encuentro disparó dos jonrones y un doblete; en el tercer choque sonó un cuadrangular con bases llenas.

En su primera semana de juego sumó 17 imparables, entre ellos dos dobles, cuatro cuadrangulares, diez carreras impulsadas; esto en el manejo del bate. En la tarea defensiva, Puig, de 22 años, dejó a todo el mundo admirado cuando corrió a lo profundo, y muy cerca de la barda, logró capturar un elevado que amenazaba con convertirse en extra base. De inmediato sirvió a la inicial para completar doble matanza. Corriendo las bases se lo notó muy rápido.

Dicen los analistas y buscadores de talento que Yasiel Puig es un pelotero con grandes herramientas, con un swing poderoso que produce largos batazos. Tiene un bateo de contacto, un potente y certero brazo, es muy seguro e inteligente corriendo las almohadillas y por sobre todo muchas ganas y pasión por jugar la pelota.

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Producto de este rendimiento, Puig fue designado Jugador de la Semana, nominación muy escasa y rara por la condición de debutante. Fue sin dudas una de actuación colosal que ha puesto a todo el mundo a pensar que se trata de un pelotero que puede hacer historia.

Hay que esperar unas seis u ocho semanas para ver si puede mantenerse en este ritmo para considerar si estamos en presencia de otro pelotero cubano, como aquellos que han inscrito su nombre con letras de oro, como lo fueron los ilustres Adolfo Luque, Oreste Miñoso, Camilo Pascual, Luis Tiant, Tany Pérez, José Canseco, Rafael Palmeiro, Luis González, Orlando y Liván Hernández, entre otros.

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Los lanzadores que están en buena racha, seguro que empezarán a estudiar las habilidades y puntos débiles de Puig e intentarán dominarlo. En todo caso es prematuro pensar que se trata de un extraordinario jugador, pero por lo menos su semana de debut fue brillante.

Hasta hace una temporada estaba en Cuba, sancionado por intentar desertar de la isla. En la actualidad, con los Dodgers, se piensa que puede hacer historia.