Decenas de miles de brasileños se lanzaron hoy a las calles de las principales ciudades brasileñas para protestar contra los multimillonarios gastos del Mundial 2014 y el aumento del precio del transporte público, en plena Copa Confederaciones.

Policías del batallón de choque dispersaron a manifestantes violentos que intentaban invadir la Asamblea Legislativa en el centro de Rio de Janeiro. Los policías, que llegaron en vehículos blindados, tiraron gas lacrimógeno y balas de goma contra ese grupo de manifestantes e hizo varios arrestos.

Los manifestantes atacaron con bombas molotov y piedras la fachada de la sede de la Asamblea Legislativa e incendiaron un vehículo que estaba frente a la edificación, informaron fuentes oficiales.

Publicidad

El grupo, en su mayoría con la cabeza cubierta, participaba de la manifestación contra la subidas de las tarifas de transporte público que se tomó la principal avenida del centro de Río de Janeiro, pero se aisló de la marcha principal para dirigirse a la sede del legislativo regional, a unas tres calles.

Los manifestantes llegaron hasta las escalinatas frente al llamado Palacio Tiradentes y, con cocteles molotov y piedras, se enfrentaron con policías que habían montado un cerco para evitar la invasión de la edificación pública.

En Sao Paulo, Brasilia, Fortaleza, Salvador y otras ciudades del país, los manifestantes, convocados a través de las redes sociales y sin liderazgo político o social definido, reclamaban pacíficamente más inversiones en transporte, en salud y en educación.

Publicidad

En Belo Horizonte la policía disparó gases lacrimógenos y balas de goma contra los manifestantes para impedirles que se acerquen al estadio Mineirao, donde jugaron este lunes Nigeria y Tahití por la Confederaciones (6-1), un test del Mundial 2014, que enfrenta a ocho selecciones de Europa, Asia, América, África y Oceanía, en seis ciudades del país.

En las demás ciudades, la policía se mantiene vigilante, sin intervenir.

Publicidad

Unas 30.000 personas manifiestan en las calles de Sao Paulo, acercándose a la avenida Paulista, la principal vía del centro de la ciudad, estimó la policía. Pero más manifestantes siguen llegando, según una periodista de la AFP.

Estas son las mayores manifestaciones en 21 años en Brasil -donde la población no acostumbra salir a la calle a expresar su descontento-, desde las protestas de 1992 contra la corrupción del gobierno del expresidente Fernando Collor de Melo, que renunció durante su juicio político ante el Senado.

"Vine porque quiero que Brasil despierte. No es solo por los pasajes, sino porque la educación y la salud son malas", dijo a la AFP Diyo Coelho, de 20 años, que marchaba en Sao Paulo junto a un grupo de amigos y llevaba flores en las manos.

Miles y miles de manifestantes marchaban por el centro de Rio de Janeiro hacia Cinelandia, corazón del centro de la ciudad, saltando y aplaudiendo mientras desde lo alto de los edificios la gente les lanzaba papeles blancos, constató la AFP.

Publicidad

"Estoy aquí para mostrar que Brasil no es sólo fútbol. Aquí no hay sólo fiesta. Hay otras preocupaciones, como la falta de inversiones en cosas realmente importantes, la salud y la educación", dijo a la AFP la abogada Daiana Venancio, de 24 años, que protestaba en Rio con una nariz de payaso.

En Brasilia, 2.500 manifestantes según la policía -y 5.000 según los organizadores- bloquearon la principal avenida donde se encuentran los ministerios y otros edificios del gobierno, y llegaron al Congreso. Muchos de ellos se bañaron en la fuente ubicada frente a la sede del legislativo.

"Como brasileño que viaja cada día en esos autobuses llenos a rebosar y que estudia en una universidad precaria, me he sentido en la obligación de estar presente en esta revolución", dijo a la AFP Gael Rodrigues Honorio, un estudiante de ingeniería forestal de 21 años de la Universidad de Brasilia.

"Esto es sólo el comienzo. Vamos a conseguir mejoras, al menos aunque sea en el transporte y la salud", afirmó en medio de la protesta, vigilada por unos 400 policías.

Las manifestaciones comenzaron hace unos 10 días en Sao Paulo a raíz del alza del boleto de bus, tren y metro de 1,5 a 1,6 dólares, días antes del inicio de la Copa Confederaciones, un ensayo general del Mundial 2014 entre los campeones de cada continente, lo cual les ha dado una fuerte visibilidad dentro y fuera de fronteras.

Rápidamente, se expandieron a otras ciudades y la causa se amplió a denuncias contra los 15.000 millones de dólares destinados por el gobierno para el Mundial de fútbol del año próximo.

Los manifestantes piden ese dinero para vivienda digna, salud y educación pública de calidad, en este país donde existe aún una gran brecha entre pobres y ricos.

El ministro brasileño de Deportes, Aldo Rebelo, advirtió este lunes que el gobierno no tolerará manifestaciones que perturben la realización de los partidos de la Confederaciones.

"Quien crea que puede impedir la realización de esos eventos, enfrentará la determinación del gobierno de impedirlo", dijo el ministro, según la estatal Agencia Brasil. "Las manifestaciones serán toleradas dentro de ese límite", añadió.

En su mayoría jóvenes y de clase media, los manifestantes han denunciado la represión policial, especialmente el jueves pasado en Sao Paulo, donde hubo más de 230 detenidos y un centenar de heridos.

El gobierno de Sao Paulo aseguró que este lunes la policía no disparará balas de goma contra los manifestantes.

Las protestas ocurren en un momento de magro crecimiento económico en Brasil (0,6% en el primer trimestre) y una inflación en alza (6,5% anual en mayo, el techo de la meta oficial).

Los alimentos, a los que la población es más sensible, han subido más de 13% anual.

Recientes encuestas señalaron por primera vez una caída en la aprobación del gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, sobre todo entre los más jóvenes y más ricos.

Rousseff fue abucheada el sábado en el estadio de Brasilia, al declarar inaugurada la Confederaciones junto al presidente de la FIFA Joseph Blatter, aunque cuenta todavía con niveles de popularidad récord y es favorita para la reelección en el 2014.