Las historias que inventaba de niña Constanza Báez Jalil, cuando jugaba a ser reina con las coronas y bandas que en sus años de juventud ganó su mamá, Mónica Jalil Pons, dejaron de ser una aspiración de infancia el pasado viernes, cuando un jurado en el Teatro Centro Cívico Eloy Alfaro la eligió de entre quince jóvenes como la Miss Ecuador 2013, la mujer más hermosa del país.

La belleza es herencia de familia. Su madre fue Miss Maja Ecuador en 1985 y las experiencias que ella vivió durante esa etapa fueron parte de los consejos que le brindó a la joven quiteña de 22 años, durante toda la competencia.

Egresada de Economía, la también modelo reside en Guayaquil desde sus primeros años de vida. Por eso dice que los regionalismos para ella no existen y se presenta como ‘guayaquiteña’, por amar a las dos ciudades y ser fanática del locro, del caldo de bolas y del verde.

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A sus 22 años, su familia y amigos son su bien más preciado. Y ellos lo saben. El cariño se lo retribuyeron el pasado viernes, cuando llegaron en buses desde las 18:00 vistiendo camisetas con su rostro y nombre, así como globos, tambores y pancartas. Toda una barra brava, identificada con el color naranja neón de las camisetas, escogió la platea baja para que Constanza la viera apenas saliera al escenario.

Aunque la oportunidad de participar en el certamen Miss Ecuador le llegó a los 18 años, cuando los organizadores la invitaron a inscribirse, no se arrepiente del tiempo que esperó para decidirse a concursar por la corona ahora y sabe que la decisión que tomó con sus padres no fue desacertada después del resultado.

Sus amigas, María Fernanda Cornejo, Miss International 2012, y la reina saliente, Carolina Aguirre, a quienes conoció mientras modelaba, también la motivaron con sus consejos y palabras a inscribirse este año. “Lo más bonito que me llevo de la competencia y de la ruta de la belleza son las amigas que hice. Con quienes nos relajábamos cuando ya no había cámaras y podíamos reír y disfrutar o bailar”, acota.

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Constanza no solo fue elegida como la mujer más bella. Su tonificado cuerpo le mereció el título de Miss Cielo, dignidad que se entrega a la candidata con mejor figura del certamen. Su padre, Raúl Báez, asegura que este reconocimiento es el resultado de la afición al deporte de su ‘coneja’, como la llama a Constanza. Desde el colegio fue parte de las selecciones de atletismo, voleibol, salto alto, valla y natación. La pasión la acompañó hasta la universidad cuando integró los equipos de fútbol y crossfit.

La hija intermedia de la familia Báez Jalil, quien tiene un hermano mayor (Matías, de 23 años) y una hermana menor, (Micaela, de 17), no forma parte de la imagen estereotipada de las mujeres que compiten en los reinados.

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Con un dominio de los idiomas inglés y alemán, afirma que “hoy en día la mujer se ha superado infinitamente. Hemos pasado por un proceso sumamente difícil y en los concursos de belleza, una corona y una banda no significan únicamente belleza, sino la representación de la mujer, de un país”.

La parte más dura de ganar un reinado no es conseguir la corona, dice esta fanática de la salsa y la bachata, sino trabajar por un país y hacer obras que no duren solo un año, sino que permanezcan en el tiempo aunque la soberana ya no esté.

“Me gustaría seguir con las actividades de la organización y tratar de que los proyectos que tiene la Miss (Ecuador) durante un año no sean solo de un año, sino que se mantenga la labor social, porque los proyectos a largo plazo son los que ven sus frutos. Una Miss debe estar comprometida con la labor social por siempre”, expone.

Su sonrisa durante toda la entrevista no se borra. Su mamá la mira con ternura mientras Constanza palpa con sus dedos cada detalle de la corona.

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Su papá se muestra más contento aún y esa noche de la elección, luego de recibir la corona y la banda, la celebración no terminó ahí. Sus abuelos, primos, tíos, amigos, compañeros e incluso los guardias de seguridad la recibieron con abrazos y felicitaciones en su hogar, donde al grito de: “¿Qué quiere el Ecuador? Constanza Miss Ecuador”, la nueva soberana agradeció a su barra brava el apoyo durante la búsqueda de este sueño, un logro que se festejó al son de la bachata y del buen sabor de un shawarma hecho en casa.

“Tengo una mezcla de las dos ciudades, pero mi corazón está en Guayaquil, nací en Quito, mi familia en Quito, y considero que el regionalismo en mí no se puede mencionar por ninguna parte”.
Constanza Báez Jalil
Miss Ecuador 2013