Park Geun-hye, que el lunes se convirtió en la primera mujer presidenta de Corea del Sur, es un símbolo doloroso de la historia de su país, pues es hija de un dictador asesinado en 1979, una herencia de la que debió liberarse públicamente para conseguir triunfar en las elecciones de diciembre pasado.
Contrariamente a sus predecesores, Park conoce bien la Casa Azul, o casa presidencial, pues vivió allí cuando era niña antes de asumir, luego del asesinato de su madre, el papel de primera dama.
Park Geun-hye es la hija de Park Chung-hee, cuyo reinado brutal sobre la "República de Corea" duró 18 años, hasta su asesinato en 1979. Su madre había caído cinco años antes bajo las balas de un militante favorable al régimen comunista norcoreano.
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Park llegó a la cúspide del poder derrotando en las urnas a un opositor histórico al régimen de su padre, Moon Jae-in, quien pagó con su libertad su compromiso con los derechos humanos.
Park Geun-hye sigue siendo muy popular entre el electorado mayor y conservador que considera que su padre fue el autor del milagro económico surcoreano después de la guerra de Corea (1950-1953).
Denunció en términos moderados la represión en los años 1960/1970. "Creo que un valor inalterable de la democracia es que el fin no puede justificar los medios en política", había declarado a fines de septiembre.
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Park estudiaba en Francia en 1974 cuando fue llamada a Seúl junto a su padre viudo para ocupar el puesto de primera dama. Después de su asesinato abandonó la vida pública y sólo volvió a ella en 1998, cuando fue elegida diputada.
Soltera de 60 años, sin hijos, Park hizo valer este estatuto para seducir a la izquierda, presentándose como una mujer moderna y libre que agradó a los electores cansados de los casos de favoritismo que benefician a las grandes familias económico-políticas del país.
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Sus detractores la consideran altanera y fría, y la califican de "reina de hielo". Sus simpatizantes alaban su calma, sus cualidades de dirigente y su combatividad en un país patriarcal y que envejece donde sólo 1% de mujeres figuran en el consejo de administración de grandes empresas.
"Como una madre que consagra su vida a su familia, seré la presidenta que se ocupa de las vidas de todos ustedes", dijo en una declaración destinada directamente a su base electoral, que considera que los deberes domésticos y conyugales de la mujer son una base de la sociedad surcoreana.
En 2006, durante una reunión política, un atacante la lesionó en la cara con un cuchillo, causando una herida que requirió unos 60 puntos de sutura.
Durante su mandato (único) de cinco años deberá ocuparse de varias cuestiones fundamentales, como Corea del Norte, cuyo régimen la critica enérgicamente, así como a su Partido Conservador, y a su padre.
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