Uno de los temas que llamaron la atención de la investigadora argentina Ilze Petroni es la falta de manifestaciones artísticas en la vía pública de Guayaquil, algo que considera inherente a la contemporaneidad. “No hay grafitis, no hay stencils”, dijo el miércoles pasado en la galería Espacio Vacío, en el marco de la residencia Foreplay.

Ella es coordinadora de la agrupación internacional Curatoría Forense que, con la galería NoMínimo, organizó por primera vez en Guayaquil una residencia de arte cuyo propósito fue reflexionar y debatir sobre la emergencia y consolidación de la escena de arte contemporáneo en Guayaquil.

El principal recorrido que hicieron los dieciséis participantes, durante 12 días hasta hoy, fue el de las galerías, entidades privadas y museos.

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NoMínimo, el Museo Municipal, el Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo (MAAC), las galerías Espacio Vacío y dpm, el Inmundicipio, el ITAE y Ciudad Cacau son los lugares que visitaron los artistas e investigadores y donde se reunieron con referentes del arte contemporáneo local.

Si bien las residencias funcionan como espacios de interacción entre artistas y de ellos con nuevos ambientes, no necesariamente desembocan en la producción de obras. Petroni lo explicó días atrás. De hecho, el principal ejercicio que se llevó a cabo durante este tiempo fue el diálogo sobre la problemática de la producción y gestión del arte contemporáneo.

Los artistas de Ecuador, Argentina, Brasil, Chile, Holanda, México y Venezuela fueron posteando sus impresiones con fotografías en un blog de Curatoría Forense.

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En Espacio Vacío, el miércoles, una charla entre los expertos intentó dilucidar el arte contemporáneo de la ciudad. Surgieron opiniones sobre las instituciones, los realizadores, la formación y el público.

“Hay algunos grupos de artistas que están trabajando de manera autónoma, pero al escuchar algunas iniciativas en el ITAE pareciera que incluso esa institucionalidad está mucho más a la vanguardia que la gran mayoría de los artistas que participan en los salones”, opinó la chilena Carolina Olmedo.

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La argentina Guillermina Bustos manifestó su asombro respecto a que los trabajos de arte contemporáneo sean premiados en los salones, alegando que las instituciones suelen optar por el arte más tradicional.

Por otro lado, la regeneración urbana fue una constante en las reuniones. El mexicano Juan Carlos Jiménez enfatizó que así como “hay gente que se siente bien”, hay otra “que la está rechazando todo el tiempo” y habló sobre las restricciones en el uso del espacio público.

Los ecuatorianos que fueron parte de la residencia son el fotógrafo Ricardo Bohórquez y los artistas plásticos Javier Gavilanes y Jimmy Lara.

“El arte no es un artículo de primera necesidad y nuestro público siempre va a ser pequeño, porque no competimos con la moda ni con la publicidad”.
Jorge Sepúlveda

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