Sergio Pérez
.- A medida que Plaza Lagos se expande, el asombro por la belleza contemplativa de arquitectura y naturaleza se torna subyugante, al punto que no hay nada que sea ni remotamente comparable, en Guayaquil.

Frente al bazar de Plaza Lagos y su oferta atípica, incluyendo plantas que no requieren agua por estar en recipientes orgánicos, se acomodó Luis Castro con guitarra acústica, tipo clásica, para ofrecer siete intervenciones en noventa minutos que fue anunciado como Manu Jazz Instrumental, máximo llegando a sugerir un bossa-nova.

Apoyado en batería eléctrica y luego de un arranque con baladas melancólicas Luis Castro empezó a mostrar la digitación, criterio de arreglos y estilo forjado en conservatorio para una extensa y hermosa versión de Light my fire, el gran hit comercial de The Doors, que despertó al público.

Publicidad

Y así, mostrando un gusto impecable, tocó A Man and a Woman, de la película Un Homme et un Femme del director francés Claude Lelouch, de una banda sonora inolvidable que resultó sensacional en 1966. Estuvo bien tocada como un bossa nova elegante, muy estilizado y acorde al solista.

Ya en Garota de Ipanema aunque tocada con estilo, en un tempo preciso, con un tránsito de unas notas a otras totalmente fuera de lo común, se hacía notorio una estrategia repetitiva para alargar la canción y hacer tiempo. El público merece respeto aún si se distrae.

Con 2 standards brasileros sobre los cuales un jazzista hubiera improvisado llegó al final del tiempo para repetir Light my fire su mejor canción. Se anunció como Carpenters and more, frente al restaurante La Doña, adonde se colocaron María José Naranjo en la voz, Gustavo Maruri en teclados y voz de apoyo y Gino Freire tocando bongós con conocimiento de causa.

Publicidad

I’ll never fall in love inició los hits de los Carpenters con María José mostrando excelente voz en tonos medios y graves, los más bellos y difíciles. We’ve only just begun destacó a María José en tonos medios y a Freire con muy buen sonido en el bongó.

Ticket to ride, canción emblemática de Los Beatles, fue interpretada, alargada y más lírica al estilo de Los Carpenters, momento en el cual Gustavo Maruri, de larguísima trayectoria, pudo mostrar su gran sentido melódico. Pero fue This Marquerade lo mejor de la noche. Gustavo en teclados estuvo excepcional, a la altura de esta melodía inmortal, intercambiando con la voz y el bongó. Memorable.

Publicidad

Maruri cantó Fly me to the moon bien, pero al incursionar en How Deep is your love de los Bee Gees, María José tuvo que venir al rescate. La gente aplaudía la estética melódica del trío, aunque en pelucolandia nadie aplaude. Gran mérito del Trío Maruri con Gustavo cantando rarezas únicas como A Whiter Shade of Pale de Procol Harum e incluso complaciendo solicitudes como My Way aderezado con descarga en bongós y levantando el entusiasmo de la concurrencia.