Definitivamente, nadie quiere perder en la discusión de pareja, mucho menos, reconocer el error. Más bien, nos cerramos  y por nada del mundo damos el brazo a torcer.

Pero estas actitudes, muy distantes a darnos la victoria,  nos dejan un profundo sabor amargo.

La psicóloga Cecilia Chávez Bowen de Larrea, orientadora familiar experta en terapia de pareja, asegura que así como ‘gracias’ y ‘por favor’ son palabras mágicas para los niños, en los adultos ‘ceder’ es la que logra milagros.

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“Quien esté más sereno en una discusión, será quien tenga en sus manos la opción de terminar en paz o subir de nivel y pasar a pelear”, comenta. Es que ceder no significa claudicar, sino postergar hasta un momento más adecuado la discusión de un tema específico.

“No hay, tampoco, que confundir ceder con sacrificarse. Ni puede ser solo uno quien ceda siempre”, advierte. Ambos deben tener la madurez para ceder cuando lo que se trata no es algo importante.

El psicólogo clínico Johnny Mero Balseca detalla que para poder pedir hay que dar o ceder a veces, y reflexiona que ceder es entregar un pedacito de racionalidad ante los absurdos que surgen en la cotidianidad de la vida en pareja.

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“Ceder es aceptar que tengo razón, pero que mi pareja también tiene sus motivos”, indica.

Chávez advierte que no es justo que, por sobre el amor se ponga al ego y se quiera ganar a toda costa sin pensar en los sentimientos del otro. Es mejor estrategia ceder pensando en la armonía, sabiendo que luego habrá un beso o caricia, en lugar de dormir separados o seguir varios días sin hablarse.

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Según la experta, realmente es más inteligente quien puede ceder, proyectando su pensamiento al futuro que quien se mantiene en su punto a sabiendas que se arrepentirá.