Toneladas de basura se amontonaban ayer en las calles de Buenos Aires por el nuevo conflicto laboral que enfrenta al gobierno de la ciudad con los sindicatos de los trabajadores involucrados en la retirada de residuos.

Los empleados de la planta en la que se depositan las cerca de 6.000 toneladas de basura que genera a diario la capital argentina celebraron asambleas y ralentizaron la actividad para exigir que aumenten la capacidad del relleno sanitario en el que se entierran los residuos, que está cerca del máximo, y así conservar sus puestos de trabajo.

Como consecuencia de la medida de fuerza, los camiones recolectores de basura solo han podido depositar parte de su carga en la planta, situada en la periferia de Buenos Aires.

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El ministro de Espacio Público porteño, Diego Santilli, admitió que la situación “es grave” y pidió a los porteños que eviten sacar la basura a la calle porque “los camiones están llenos” y el gobierno porteño no tienen capacidad logística suficiente.