La ola de violencia sigue asolando este domingo Siria, con intensos bombardeos de los feudos rebeldes y combates en varios frentes, pese a los llamados del papa Benedicto XVI desde la vecina Líbano en favor de la paz.

A su vez, el curso escolar sirio comenzó con la apertura de numerosas escuelas en los barrios de Damasco no afectados por la violencia, a pesar de que, según UNICEF, más de 2.000 colegios fueron destruidos o resultaron dañados y centenares fueron utilizados como refugio.

Desde la mañana del domingo, varios sectores de las provincias de Damasco, Deraa (sur), Alepo (norte), Hama, Homs (centro) y Deir Ezzor (este) eran el objetivo de las incursiones aéreas o de la artillería pesada de las fuerzas del régimen, según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).

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También se escuchaba el ruido de las explosiones y de los disparos, mientras que los combates causaban estragos en barrios como Hajar al Aswad, en la periferia de Damasco, y en la provincia, precisó la ONG que se basa en una red de militantes en el terreno.

En Alepo, la metrópolis del norte en la que diversos barrios fueron devastados en casi dos meses de violentos combates, el barrio de Hanano fue bombardeado por obuses disparados por un tanque y en el de Sajur un avión de combate lanzó misiles contra un edificio, añadió la ONG.

Diecinueve civiles murieron en el país, siete de ellos en un ataque con bomba contra un autobús en la región de Deraa, según un balance provisional del OSDH.

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Según esta misma ONG, más de 27.000 personas murieron por la violencia en 18 meses, desde que el 15 de marzo de 2011 comenzara una protesta pacífica contra el régimen del presidente Bashar Al Asad que, ante la sangrienta represión de la que fue objeto, se fue militarizando, hasta derivar en una guerra entre soldados y rebeldes.