EFE-AP
BUENOS AIRES .- Las ruidosas protestas con cacerolas volvieron este jueves a registrarse con fuerza en las calles de Buenos Aires y en otras grandes ciudades de Argentina, con manifestantes que reclaman cambios en las políticas de la presidenta argentina, Cristina Fernández.

"Oh le le, oh la la, si este no es pueblo, el pueblo donde está" y "ya
lo ve, ya lo ve, es para Cristina que lo mira por TV (televisión)",
gritaban los manifestantes.

El nuevo "cacerolazo" tuvo amplia convocatoria en distintos puntos de la capital argentina, incluyendo la Plaza de Mayo, frente a la sede del Ejecutivo, y en ciudades como Mendoza, Rosario, La Plata, Córdoba, Santa Fe y Bariloche, según imágenes trasmitidas por la televisión local.

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La manifestación fue convocada a través de las redes sociales y correos
electrónicos por grupos que se definen como opositores al gobierno pero
que no se identifican con ningún partido político.

Fernández ha perdido popularidad en los últimos meses, especialmente
entre los sectores medios, a causa de las restricciones a la compra de
dólares para viajar y ahorrar, así como por escándalos de corrupción que
involucran a altos funcionarios.

El descontento también apuntó contra la falta de respuestas por la ola de inseguridad que padecen a diario los ciudadanos.

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Estas protestas suceden a otras, menos masivas, realizadas en junio pasado, también con consignas en contra de las políticas del Gobierno, como las restricciones cambiarias, y contra una eventual reforma constitucional para habilitar a Fernández un tercer mandato presidencial.

La iniciativa re-reeleccionista es impulsada por el movimiento de
intelectuales kirchneristas Carta Abierta, pero la mandataria nada ha
dicho al respecto y tampoco se pronunciaron a favor sus ministros y los
líderes parlamentarios oficialistas.

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Uno de los focos de mayor concentración de manifestantes fue en la intersección de las avenidas Santa Fe y Callao, al pie del Obelisco porteño y en la propia Plaza de Mayo, fuertemente custodiada.

Allí se vieron banderas argentinas y carteles con consignas como "por la defensa de la Constitución nacional", "contra la inseguridad", "contra la re-reelección", "por la defensa de las instituciones", por una "Argentina sin corrupción" y "contra el corte de libertades".

Mientras las protestas se desarrollaban en distintos puntos del país, Fernández precedía un acto en la norteña ciudad de San Juan, donde en su discurso hizo una fuerte defensa de su Gobierno.

"Contra la cadena nacional del desánimo, el miedo y el pesimismo, estamos millones de argentinos que creemos en este proyecto nacional, popular y democrático", afirmó la mandataria.

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Fernández aseguró que "hubo horribles gobiernos que hundieron a la Argentina en crisis institucionales, sociales y culturales".

"Yo nerviosa no me voy a poner, que se queden tranquilos", dijo la jefa de Estado, mientras los asistentes al acto, incluido el gobernador de San Juan, el oficialista José Luis Gioja, coreaban "para Cristina la reelección".

Líderes opositores denunciaron que el oficialismo buscará en el Congreso
una reforma de la Constitución que permita a Fernández postularse a un
tercer período, posibilidad que algunos dirigentes oficialistas han
apoyado.

La mandataria no ha confirmado ni desmentido su intención de aspirar a un tercer mandato en los comicios del 2015, para lo cual se necesita una reforma constitucional, aunque algunos miembros del oficialismo han planteado la posibilidad de esa alternativa.

Según una encuesta de la consultora privada Management & Fit difundida hace dos semanas, la imagen positiva de Cristina Fernández cayó en julio pasado al 30% mientras que la mala trepó al 39,3%, mientras que para un 25% la imagen presidencial es "regular".

Fernández asumió por primera vez en 2007 y fue reelegida en 2011 para
un segundo período de cuatro años, cuando obtuvo el 54% de los votos pero la Constitución reformada en
1994 impide un tercer mandato por lo que sólo otra modificación podría
permitirlo.

El gobierno precisaría una mayoría especial de dos
tercios de los diputados y senadores para reformar de nuevo la
Constitución, apoyo que actualmente no tiene en el Congreso pese a que
logra quórum en ambas cámaras.