En el país hasta el 2010 apenas el 2% de los docentes (o sea, 776 personas) contaban con un título de PhD, según las estadísticas del Sistema Nacional de Información de la Educación Superior (Sniese).

Este es uno de los requisitos que deberá cumplir un profesor titular que aspire a trabajar en las universidades. La condición ya se contemplaba en la Ley Orgánica de Educación Superior y en su reglamento.

En el borrador del reglamento del Escalafón y Carrera del Docente Universitario se da plazo hasta el 2017 para que lo obtengan. Sin embargo, en un reciente reglamento de Tipologías de las Universidades y Escuelas Politécnicas emitido por el Consejo de Evaluación, Acreditación y Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior (Ceaaces) ya se establece el porcentaje de docentes con PhD, que deben tener estos centros de estudios previo a la ubicación en una de las tres clasificaciones previstas.

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El documento establece que las universidades de docencia con investigación deben contar con el 70% de profesores con ese título o su equivalente; para el caso de las universidades destinadas solo a la docencia estipula que sea el 40%; y las de educación continua deben tener al menos el 60%.

Tanto docentes como rectores han expresado la imposibilidad de cumplir con los requisitos establecidos. Aducen la falta de financiamiento, tiempo y cortos plazos.

Carlos Sánchez Torres, presidente de la Federación de Profesores de la Universidad Central, explicó que en esta institución cuentan con 1.800 docentes y apenas un 10% posee un PhD. Explicó que en algunas profesiones no se puede obtener ese tipo de titulación, como es el caso de Medicina.

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“Nosotros hacemos una especialidad, si soy médico internista, posiblemente hago una subespecialidad de Cardiología o Biología Molecular”, dijo.

Agregó: “Estamos por el cambio del sistema educativo... pero no estamos de acuerdo con la norma legal, ni con los mecanismos. La autonomía está seriamente lesionada”.

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En un comunicado, Alfonso Espinosa, rector de la Escuela Politécnica Nacional de Quito, manifestó que bajo esas disposiciones “ninguna de las universidades ecuatorianas que ofrecen formación de grado podría ser considerada como una universidad orientada a la docencia, peor aún a la docencia con investigación”.

Guillaume Long, presidente del Ceaaces, sostuvo que “la tipología no entra en vigencia hasta después de cinco años. Ninguna universidad se ha acogido a ninguna tipología, me parece que hay una tormenta en un vaso”.

René Ramírez, titular de la Senescyt, criticó a los docentes: “Antes de intentar dicen no se puede, ya aparecen las voces de siempre que dicen: ‘es incumplible’, ‘piden peras al olmo’, ‘no hay condiciones’, la constante es la misma, antes de intentar dicen: no se puede”.

El funcionario le apuesta a formar PhD a través del Plan de Becas que el Gobierno auspicia desde el año pasado.

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Durante un evento de entrega de becas a 803 personas, explicó que en esta edición 215 personas harán un PhD. “No queremos ser la Suiza de América, sino el Ecuador del mundo”. A fin de año esperan colocar a cerca de 5.000 becarios.

El funcionario advirtió de doctorados que ya se ofrecen en universidades de dudosa procedencia. “Algunas personas ya están buscando tener PhD en tres o cuatro meses en entidades poco serias, permítanme decirles que pierden su tiempo: esos títulos no sirven”.

Requisitos

En el reglamento de Escalafón del Docente Universitario se exige que los profesores titulares tengan, a más del doctorado, trabajos de investigación publicados en revistas de ese tipo y que hayan dirigido tesis doctorales o de maestrías.

Planes

La Senescyt tiene dos planes de becas para profesores; uno de la institución y otro con cooperación internacional.